31 de octubre - 2024
Tradición y consumo: cómo el comercio transforma el significado de dos festividades
Por Stephany Rodríguez
En Tlaxcala, el arraigo cultural del Día de Muertos se enfrenta al crecimiento de Halloween, una celebración extranjera que, en las últimas décadas, ha ganado espacio en la región. Aunque ambas festividades surgen de orígenes y simbolismos distintos, la expansión comercial y el consumo las han moldeado en una dualidad que diluye sus significados tradicionales y plantea un reto para la identidad local.
La influencia de Halloween, que cada año impulsa ventas de disfraces y decoraciones, ha calado en generaciones jóvenes de tlaxcaltecas, quienes asumen esta tradición con entusiasmo, adoptando una fiesta de origen celta que, en su versión moderna, suele enfocarse en el entretenimiento y la estética del horror. Esta aceptación contrasta con el Día de Muertos, una celebración mexicana que exalta la conexión con los antepasados y la veneración de la muerte como un aspecto esencial de la vida.
No obstante, el comercio ha llevado también al Día de Muertos hacia una vertiente de consumo: desde la venta de altares «prefabricados» hasta la mercantilización de la iconografía de calaveras y catrinas, elementos sagrados que ahora se encuentran en cada rincón, desde tiendas hasta eventos públicos y campañas comerciales. Esto ha generado inquietud entre algunos sectores de la población tlaxcalteca, que consideran que el impacto del mercado está deformando el respeto y el simbolismo que caracteriza al Día de Muertos.
Algunos ciudadanos tlaxcaltecas expresan su preocupación. «Me da tristeza ver cómo ahora venden los altares por partes, como si se tratara de cualquier decoración. Pareciera que olvidamos lo que realmente significa recordar a nuestros muertos,» comenta María de los Ángeles Cruz, vecina de San Pablo del Monte. Por su parte, Víctor Hernández, comerciante de Apizaco, señala que «Halloween tiene su encanto, pero el Día de Muertos es nuestra tradición. No se trata solo de vender, sino de mantener viva una identidad.»
Especialistas y defensores de la cultura local advierten que la transformación de ambas festividades en productos comerciales erosiona valores y tradiciones. Mientras algunos jóvenes disfrutan de ambas celebraciones, otros consideran que Halloween afecta la autenticidad de la cultura local. “Los niños ya piden dulces en vez de recordar a nuestros ancestros, y eso cambia lo que queremos transmitir a las futuras generaciones,” opina Ricardo Sánchez, maestro de secundaria en Chiautempan.
Si bien la coexistencia de Halloween y el Día de Muertos en Tlaxcala refleja la adaptabilidad cultural, el reto radica en evitar que el consumo excesivo desdibuje el significado de ambas celebraciones. En una era donde las tradiciones locales se enfrentan al comercio global.