Por Edgardo Cabrera

El Consejo Estatal de Salud reaccionó de forma tardía y reactiva, el miércoles finalmente determinó suspender actividades de alto riesgo de contagios como los bailes populares, las fiestas públicas y privadas, además de ordenar el cierre de antros, bares y discotecas.

Son catorce nuevas medidas sanitarias por Covid-19, donde se incluye la autorización para las clases presenciales, pero también se agrega un apartado mediante el cual se deja claro que es decisión de los padres o tutores llevar a sus hijos a las aulas.

El asunto es que esas medidas se pudieron adoptar desde que Tlaxcala pasó de semáforo verde al amarillo, hace un mes, fecha en la que ya existían alertas por la tercera ola de contagios y la presencia de la variante Delta.

Sin embargo, se dejaron correr las semanas. Las fiestas y sobre todos los bailes estuvieron al por mayor, la cartelera de fin de semana comenzaba desde el jueves, terminaba hasta el viernes, algunos, como los festejos de la feria de Chiautempan, se desarrollaron a pesar del escenario y con total impunidad.

Desde que comenzó agosto Tlaxcala ha presentado un crecimiento sostenido de contagios, desde el viernes pasado los casos se contaron por cientos, y a horas del regreso a clases no se ve que la situación mejore.

Las medidas, fueron acordadas con la nueva administración estatal, son drásticas en algunos casos, ya veremos si no les tiembla la mano a los nuevos cuando asuman el poder, principalmente los presidentes municipales que en su mayoría ya tienen programados actos públicos y masivos para sus tomas de protesta.

Ahora sí, llegó la hora de la verdad, pasar de la campaña, el idilio de amor y la luna de miel, a la triste realidad. 

QUÉN POMPO

Pues sí, a los levantadedos salientes les queda como anillo al dedo aquella letra de Chico Che, esa del “quén pompo”, pues se van con las bolsas llenas, pasaron de la pobreza franciscana a la riqueza extraordinaria.

A la larga cuenta de dinero que se han asignado en toda la legislatura, y de manera particular en los últimos tres meses, se agrega el segundo ajuste presupuestal que les remitió el Ejecutivo, hablamos de 11 millones de pesos.

Aquí sí, todos se pusieron de acuerdo en que ese dinero debía repartirse “equitativamente” entre ellos, hablamos de 440 mil pesos, de los cuales ya recibieron tres cheques de 120 mil cada uno, es decir 360 mil, restan 80 mil que han reclamado airadamente su pago.

De nueva cuenta Lucecita y Ramiro (próximos funcionarios estatales) pegaron el grito en el cielo, bueno en este caso en la Secretaría Administrativa para exigir desde la semana pasada la entrega de los cheques restantes.

Vale decir, que ese segundo ajuste tenía el objetivo de destinarse para cubrir el pago de 14 laudos y otras deudas pendientes, incluso dejar un remanente para los entrantes, sin embargo, la mayoría aplicó aquella de que sus sucesores deberán rascarse con sus propias garras, lo único que emplearon de esos recursos extraordinarios, fuera para pagarles aquel desayuno de la semana pasada en el Patio Vitral, ese de los huevos y el café fríos.

Y EL FONDO APÁ

¡Ah!, adicional al ajuste presupuestal, a los 180 mil pesos como “estímulo” por tanto trabajo que cuatro levantadedos han tenido en los últimos tres meses, dietas y fondo de gestión, les falta un “dinerito” más producto de su “esfuerzo de ahorro”.

Es aquel legendario fondo, que tanto los de la mafia del poder como los cuatroteístas se negaron a desaparecer, hablamos de que por cada peso ahorrado, el congreso les da otro igual.

El tope máximo fue de 30 mil pesos por mes, es decir, se les convierten por arte de magia del erario en 60 mil mensuales, por tres años, se embolsarán 2 millones 160 mil, no todos lograron la meta, hay quienes se llevaron menos desde que pidieron licencia por campaña, y otros de plano no mantuvieron la disciplina del ahorro. 

Mientra tanto, el pueblo bueno, ese que llevó a la mayoría cuatroteísta a la curul se truena los dedos para pagar útiles, cuotas, uniformes y otros tantos gastos más por el regreso a clases.