¿NO QUÉ NO?
13 de julio - 2021

Por Edgardo Cabrera

La verdad salió a la luz pública y nos da la razón, aunque en su momento lo negaron y hasta emprendieron una campaña con los bots que tenía en la nómina, la auditoría jurídica al periodo de Cid del Prado al frente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos comprobó su cochinero.

Existe un rezago de 302 expedientes de queja, no hubo conciliaciones y se detectaron casos en los que los afectados por algún abuso de la autoridad debieron esperar dos años para ser atendidas sus demandas.

El nulo trabajo tiene una explicación. De acuerdo con el despacho externo que hizo la revisión: en la mayoría de casos de las áreas, incluidas las visitadurías, el personal no contaba con el perfil para llevar a cabo la defensa e integración de expedientes.

Sobre Cid pesan denuncias penales y en breve administrativas, lo lógico sería que las cuentas públicas del 2020 y los meses que le correspondieron a 2021 estén reprobadas, ya veremos qué dicen los diputados quienes lo protegieron, solaparon y encubrieron por años.

Y, por cierto, ¿dónde estaba el Sistema Estatal Anticorrupción?

POR CIERTO…

Penoso resultó el informe individual de fiscalización 2020 del Sistema Estatal Anticorrupción de Tlaxcala, el ente que se supone amarraría las manos a los corruptos y los sancionaría, es mal ejemplo en el manejo de sus recursos, cerca de 1 millón de pesos fueron observados por presuntas anomalías. 

Y no resulta extraño ni sorprende el resultado, estamos ante un elefante blanco que desde su creación en el 2018, ni ha abatido la corrupción, ni tampoco ha atendido casos que son públicos y notorios (como la CEDH de la que hoy se conocen sus anomalías), o las denuncias que se interpusieron contra la diputada Mayra Vazquez acusada por un edil de pedir moches.

Es más, quien cobra como secretario técnico y aparece en el directorio del sitio web de la dependencia, Julio Caporal Flores, es un completo desconocido, oculto al escrutinio de la opinión pública, al igual que las oficinas ubicadas a un costado de una barranquilla de aguas negras de Ocotlán y a las que para acceder hay que ingresar por un maloliente y oscuro pasillo, es, sin duda, fiel reflejo de su realidad.

EL INFORME

Cuando se revisa el informe de resultados aparecen algunas “joyas” como la nula comprobación de un gasto de casi 900 mil pesos para pago de finiquitos laborales, verificación vehicular, adquisición de equipo de cómputo y oficina, así como pago de comisiones.

Tan pobre es su trabajo que incumplieron las metas y objetivos del año 2020, eso sí, los chambones justificaron el fracaso “por la pandemia” del Covid-19, pero contradictoriamente se dieron el lujo de gastar 1 millón 120 mil pesos en mobiliario y equipo.

Los que se suponen “anticorruptos”, no aplicaron correctamente las deducciones del IVA para los cinco integrantes del Comité de Participación Ciudadana, lo observado asciende a 250 mil pesos.

En suma, este elefante blanco que hasta se da el lujo de tener un área de comunicación social que no informa nada, es un gran reto para el nuevo gobierno que encabezará Lorena Cuéllar, no olvidemos que los morenistas traen como bandera el combate a la corrupción, pero en Tlaxcala es claro que los encargados del tema son una vergüenza.