Muy mal les salió a los diputados su pretensión de cambiar la ley para su conveniencia, aquí el verdadero dilema será si alguien es capaz de promoverles responsabilidad administrativa y penal. Algunos perredistas ya entendieron que eso de autoflagelarse y engañar con el cuento de la nueva elección no los lleva a nada, por ello trabajan en la operación cicatriz

Por Edgardo Cabrera

Muy mal les salió a los diputados su pretensión de cambiar la ley para su conveniencia, en este caso, para no cumplir con su obligación de dictaminar las cuentas públicas a más tardar el 31 de agosto.

Recordemos que los señores se pasaron por el arco del triunfo la norma con la excusa de que no les daría tiempo de hacer su chamba –por la que cobran puntualmente cada 15 días-; modificaron la Ley de Fiscalización Superior del Estado de Tlaxcala y pusieron su propio nuevo lapso, hasta el 31 de octubre.

Pero cuando ya se frotaban las manos para hacer su santa voluntad, y continuar con sus oscuras negociaciones, el gobernador Mariano González Zarur les propinó un revés y vetó las recientes reformas.

Ante la mala noticia, nos dicen, desesperados buscan cómo enmendar la plana, ya hablan de un nuevo decreto con el que intentan burlar de nuevo la norma y, ahora, el veto del Ejecutivo.

El asunto es que mientras son peras o manzanas, una veintena de cuentas públicas siguen en el limbo y, para fortuna de los titulares de dichos entes fiscalizables, ya se salvaron de cualquier sanción debido a la extemporaneidad con la que serán sometidas al Pleno.

Sin embargo, para desgracia de la población, la falta de seriedad y profesionalismo, sumado a los intereses personales y de grupo de los diputados, dejará en la impunidad las anomalías en la aplicación del gasto que les fueron detectadas.

Lo peor

Si de por sí ya es grave lo anterior, ahora nos enteramos que el presidente de la comisión de Finanzas y Fiscalización, el panista Roberto Zamora, “sorprendió” a sus homólogos al presentar ante el Pleno dictámenes mochados, carecían –según la información de El Sol de Tlaxcala- de firmas de todos los titulares de dicho ente cameral.

Lo que más llama la atención es que hasta apenas se dieron cuenta el resto de los “inocentes” y “sorprendidos” diputados de las omisiones con las que actuó el oriundo de Tlaxco.

También es cuestionable que, cobardes como son en su mayoría, no hagan un pronunciamiento público aquellos que acusaron a Zamora de los dictámenes mochados, y es que saben bien que todos actuaron mal ya que al final del día las cuentas públicas que se presentaron antes del 31 de agosto fueron aprobadas sin la menor discusión, amén de que no se denunciaron las supuestas anomalías, todos se hicieron de la vista gorda.

Aquí el verdadero dilema será si alguien es capaz de promoverles responsabilidad administrativa y penal a los diputados por sus omisiones, yerros y excesos.

Operación cicatriz

Algunos perredistas ya entendieron que eso de autoflagelarse y engañar con el cuento de la nueva elección simplemente no los lleva a nada bueno, por el contrario, pierden el tiempo en reestructurarse de cara a los próximos comicios en su papel de oposición.

Lo anterior viene a colación porque el dirigente estatal del PRD, Manuel Cambrón dejó atrás la confrontación entre tribus y el descalabro de junio al buscar la reconciliación con aquellos que huyeron del partido por culpa de los berrinches de Lorena Cuéllar.

Los primeros con los que se reunió públicamente en un restaurante apizaquense fueron los ex líderes del partido, Luis Mariano Andalco y Luis Macías Laylle, así como el ex minervista y sanchez-anayista, Vicente Castellanos.

Se sabe que entre los primeros puntos acordados fue el trabajo conjunto y la búsqueda del resto de los liderazgos que fueron desplazados por los priístas-beatricistas que asumieron el control de la campaña por la gubernatura y que ahora tratan de hacer lo mismo con el partido.

Trascienden que seguirán encuentros con otros ex presidentes del partido y liderazgos que se sumaron a la campaña del PAN.

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