Indignación y otros males de Emilia Pérez
17 de enero - 2025

Por Cielo Delgado

Indignación es lo que produce Emilia Pérez en quienes hemos visto la película. He de admitir que, al leer la premisa, parecía una idea audaz y atrevida; sin embargo, desde los primeros minutos se hace evidente el mediocre trabajo de Jacques Audiard, director de la cinta, quien afirmó no haber investigado mucho sobre México, su cultura y, sobre todo, la desaparición de personas en el país, uno de los principales temas que aborda.

Parece una broma, una parodia de esta crisis en la que muchos mexicanos son víctimas en la vida real. Y no se trata de negar la verdad, el aborrecimiento hacia Emilia Pérez no proviene del deseo de ocultar la problemática ni del hecho de que sea un director francés quien la aborde (existen películas como La civil, una coproducción de Bélgica, Rumania y México, que visibiliza el tema con respeto). Se trata del nulo interés por comprender lo que sucede con un tema tan delicado y, a su vez, reducir a México nuevamente a esa perspectiva color sepia en la que solo somos pobreza y drogas.

Y si bien muchos argumentan que ‘el cine es ficción’, que ‘es la visión del director’ o que ‘deberíamos ver un documental en su lugar’, también es cierto que el cine es un reflejo de la realidad. Aunque se trate de un escenario ficticio, considero que no debería crearse desde la ignorancia.

En los últimos días, tanto Jacques Audiard como su equipo han tratado de redimirse e incluso de ofrecer una disculpa (muy mediocre, por cierto). Audiard dice que prefiere quedarse con la ‘leyenda’ en lugar de la verdad si le dan a elegir. Sin embargo, cuando se le cuestionó sobre sus motivaciones para realizar la película, dijo que su intención era visibilizar el problema de las desapariciones en México, para que no se olvidara, como sucede con los titulares de noticias. Entonces, ¿hablamos de un escenario ficticio o de la realidad de México? Ni él mismo lo sabe.

Así que bravo, un director blanco extranjero estereotipando un país desde la ignorancia y lucrando con una crisis humanitaria. Un director que no tuvo la decencia de estudiar cómo los mexicanos se ven afectados, cómo funciona el sistema, y que, peor aún, ni siquiera se acercó a los grupos de madres buscadoras, quienes hacen una labor admirable ante un estado omiso. Estas mujeres deberían tener el reconocimiento y respeto, no un director que caricaturiza esta crisis. Desafortunadamente, no es nada nuevo, ni será la última vez que suceda.

Pero al menos en esta ocasión no se le dio la comodidad. No es coincidencia que el director haya cancelado su asistencia a la proyección de la película en la Cineteca Nacional, donde tendría un encuentro con estudiantes de la UAM. ¿Acaso fue miedo, o solo ‘problemas de logística’, como comunicaron en redes sociales? Mientras tanto, enviaron a la guerra, perdón, a la proyección, a Adriana Paz, la única actriz mexicana en la cinta, sola, intentando defender y explicar la obra del director.

Las palabras y acciones del equipo son incoherentes. Por un lado, Jacques Audiard ofrece disculpas, pero ante un medio de comunicación y sin público. Por otro, Karla Sofía (protagonista de la película) afirma que quienes no estén de acuerdo con su trabajo pueden decírselo, aunque en la premiere aventó una hoja de protesta que le hicieron llegar. Esto, sin contar sus publicaciones en X, donde declaró que quienes disfrutaron la película eran ‘mexicanos de bien’, mientras que los demás eran ‘solo cuatro gatos’.

La película es mala, sí, y probablemente hubiera pasado desapercibida de no ser porque Jacques Audiard quiso ponerse la capa de héroe para explicarnos la violencia que vivimos día a día. Según él, ya sabía lo suficiente, porque no hay mejor personaje para entender lo que vive México que un extranjero que no reside en el país y que no consideró necesario investigar. Gracias, Jacques, por iluminarnos y darnos la solución, no sabíamos que era tan fácil como preguntarles a los delincuentes dónde están los desaparecidos para encontrarlos, tal como lo planteas en tu película.

Emilia Pérez es un desastre por donde se le mire. Deja ideas inconclusas, los números musicales no tienen sentido, el guion deja mucho que desear con una mala traducción del francés al español y expresiones que ningún mexicano usaría. El elenco, casi ausente de mexicanos, flaquea en sus actuaciones; tal vez Karla Sofía se salva en algunas escenas. Y ni hablar de la escenografía, que presenta una visión completamente gringa de México. Creo que, por mucho, el español de Selena Gómez es el menor de los problemas de Emilia Pérez.

A este punto, es casi imposible mirar la película sin prejuicios. Sin embargo, espero que quienes la vean lo hagan desde la conciencia social y con un ojo crítico.

@cielosaad

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