Mariana expone su caso de violencia vicaria y la intimidación institucional
28 de junio - 2022

El tráfico de influencias ha obstaculizado que su hijo esté con ella

Por Selene Sosa

Las promesas de que para este gobierno las mujeres son prioridad y de que la violencia vicaria está siendo visibilizada se quedan sólo en el discurso, ello queda evidenciado en el caso de Mariana N., víctima de este tipo de violencia, quien fue separada de su hijo desde 2021.

Mariana N., es una madre de 32 años de edad que fue separada de su hijo por el padre de éste, quien en un fin de semana de convivencia, acordado de manera verbal, tomó la decisión de esconderlo de su madre por dos meses, tiempo en el que incluso el menor dejó de asistir a clases.

La madre relató que en 2020 se casó con otra persona y tuvo un segundo bebé, luego de ello, una semana antes del sexto cumpleaños de su primer hijo, ya no lo volvió a ver, ‘Me avisó que ya no lo iba a volver a ver’, compartió Mariana N. con lágrimas por la tristeza de la separación.

Con ello, se ha violado su derecho a maternar y el de su hijo a convivir con su madre quien, en entrevista para este medio, lamentó que no ha podido ver a su menor y que incluso, la escuela donde estudia ha contribuido a ello.

Mariana N. cuenta que en 2016, terminó la relación sentimental con su ex pareja tras padecer violencia verbal, económica y  psicológica por parte del padre del menor, que en ese año tenía a penas 12 meses de edad.

Luego de la separación, acordaron que él conviviría sábados y domingos con el menor y, por su parte, Mariana N., interpuso una demanda por pensión alimenticia de la cual, la resolución fue del 50 por ciento de los ingresos del padre, sin embargo, acusó, a la fecha, este ha incumplido con la misma.

‘Él prefería salirse de donde trabajaba a que se le hiciera el descuento… y pasaba meses sin trabajar… con tal de no cumplir con esa obligación’, aseveró la víctima.

Mariana N. compartió que su ex pareja la amenazaba constantemente sobre si tenía otra relación y, de las amenazas, ya cumplidas, pasó a las agresiones físicas, en una ocasión, la golpeó frente a su hijo, ella, acudió al DIF a presentar la denuncia y ahí, inició una travesía de violencias institucionales puesto que, como respuesta, le dijeron que su caso no procedía derivado que ‘no me había dejado marcas importantes’.

El proceder del DIF fue emitir un citatorio para el agresor que la propia víctima debía entregar. En la reunión, se le ‘pidió’ al victimario no volver a golpear a su ex pareja o entonces tendría consecuencias legales, no obstante, la víctima sabría, tiempo después, que ello se debió a los contactos del señalado, por tráfico de influencias, como se le conoce.

El DIF fue sólo la primera instancia en donde la respuesta para su caso siempre fue ‘Él tiene derecho’, a pesar de los antecedentes de violencia, a pesar de la sustracción del menor por 10 meses y la violación de sus derechos.

Incluso, en la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP) le dijeron que podían buscar a su hijo, pero que como se encontraba con su padre, no podrían decirle en dónde estaba.

Mariana N. logró una primera reunión familiar en la que expuso los antecedentes y, frente a la juez, el victimario reconoció todas las acusaciones, incluso, respecto a la agresión física, detalló que su intención era asfixiarla pero que se había arrepentido.

A pesar de ello, la jueza le concedió la custodia del menor y ordenó convivencia a través de videollamadas de 15 minutos con Mariana N., sin embargo, el menor, según su versión, la rechazaba, evidenciando la influencia del progenitor. La custodia provisional se analizaría por un periodo de 15 días, los cuales se convirtieron en ocho meses.

‘Fue donde dije -algo está mal-, algo legalmente está mal porque se vulneran los derechos del niño, se vulneran mis derechos y como no está penalizado, no pasa nada, si es sustracción parental pueden pasar meses, pueden pasar años y nadie hace absolutamente nada… ¿por qué hay un hueco en en la ley’, lamentó la víctima.

A la fecha, Mariana N., tras tres audiencias, aún no ha vuelto a abrazar a su hijo de seis años y, respecto a ser victima de violencia vicaria y no tener acceso a la justicia, dijo, ‘Yo lo veo (al papá de su primogénito) y ya no me da tanto coraje con él… me da coraje con las dependencias, porque creo que todo mundo podemos ser libres de hacer lo que sea pero por algo hay leyes, por algo hay institutos que velan por los derechos de los niños, de las mujeres’.