Hermano Lobo
3 de octubre - 2016

ranulfo_rojas

Por Ranulfo Rojas Bretón

Al celebrar la fiesta de cel “pobrecito” me vino la imagen de esa célebre poesía “los motivos del lobo” en la que la figura principal, el lobo de Gubbio aparece con voz y rasgos humanos. Su naturaleza le hacía alimentarse y lo que tenía a la mano era las gallinas de esa pequeña población. Al llegar Francisco y saber de lo que causaba el lobo, fue a buscarlo y a platicar con él, después de esa plática la conversión del lobo sorprendió a la gente, el lobo feroz cual pequeño cachorro seguía al santo y mostraba la mansedumbre impropia de su naturaleza. Convivió con la gente que lo alimentaba hasta que al ya no estar Francisco comenzaron a agredirlo y regresó a su naturaleza, volvió a ser el lobo feroz y a asolar la región más agresivo que la vez primera. Quién no se contagió de la emoción especialmente si quien la recitaba era un buen declamador, algo que agradezco porque he conocido a buenos y grandes declamadores.

Francisco de Asís fue para su tiempo un signo profético mostró que la felicidad no está en las cosas materiales y que podía vivir en completa hermandad con la naturaleza a quien llamaba con cariño: hermano sol, hermana luna, hermana lluvia, hermano bosque…, para muchos se convirtió en el prototipo del cuidador del medio ambiente “la casa común” como la ha llamado el Papa Francisco. Hermano del mundo animal y de ahí la referencia al hermano lobo de la poesía. Ver a los animales como hermanos aun cuando sabemos que la naturaleza de cada animal lo lleva a ser alimento para otros animales como es el caso de quien sirve de alimento a leones, tigres, lobos, o insectos que sirven de alimento a aves, etc., la cadena alimenticia está articulada así y es parte de la armonía de la misma naturaleza. Solo el hombre es el único omnívoro que se alimenta de vegetales, minerales, animales de todo tipo. Así es nuestra naturaleza. Emmanuel Kant en sus escritos de filosofía de la historia escribe: “cuando el hombre le dijo a la oveja: ´esta lana que tienes Dios te la dio para que me vistiera y esta carne que tienes Dios te la dio para que me alimentara´, le dijo al mundo, no somos iguales, yo soy superior a ustedes y todos ustedes están a mi servicio”. Obviamente que estar al servicio del hombre no le da poder al hombre para destruir sino el deber para construir. El hombre es el rey de la creación pero como todo buen rey debe velar por el bien de sus súbditos. Ser señor de la creación no es derecho a depredar sino deber de cuidar y velar por la obra de Dios que lo puso como administrador.

Hermano de la creación y especialmente del mundo vegetal y animal no le impide alimentarse de él, la hermandad es respeto, cuidado y atención. Si bien los animales no tienen derechos porque tampoco tienen obligaciones, existe en el hombre el deber de cuidado y de vela del mundo vegetal y de animal, por eso el cuidado de la naturaleza es un deber de todo hombre y más aún cuando existe un deber para con el futuro. La historia nos ha enseñado que a pesar de lo destructivo que ha sido el hombre para muchas especies, ha habido grandes inventos para cuidar el mundo vegetal y animal. Ha habido producción de alimento, cuidado de especies y técnicas para el desarrollo del campo, de la pesca y de la ganadería. Bueno pues de igual manera para el futuro el hombre tiene deberes que cumplir porque no podemos heredar a las generaciones venideras un mundo devastado con riquezas naturales acabadas, donde se tenga que luchar por el aire, por el agua y por el alimento.

La hermandad con la creación es superior cuando se reconoce uno como superior y el hombre siempre se ha reconocido como superior, por tanto los deberes son superiores y los compromisos ineludibles. O cuidamos el medio ambiente o lo destruimos y con ello nos destruimos a nosotros mismos y entonces como dijo Hobbes: “el hombre se convierte en lobo del mismo hombre”.