29 de septiembre - 2014
Por Fernando Tamayo
Desde que la LXI Legislatura tomó posesión, los señalamientos en relación a la integración de las distintas Comisiones no se hicieron esperar. Particularmente por el hecho de que la totalidad de las fuerzas políticas no fueron contempladas, además de que la designación de las presidencias se realizó sólo entre unos pocos.
En principio de cuentas debemos recordar que los desacuerdos al inicio del mandato de los actuales Diputados Locales dieron como resultado que la distribución de las cargas y responsabilidades legislativas se presentara en un entorno poco justo y equitativo, lo que a su vez permitió, que una parte de la oposición aprovechara la oportunidad para hacerse de las Comisiones más representativas.
En ese contexto, la Comisión de Finanzas y Fiscalización quedó conformada con la representación de la mayoría de las fuerzas políticas; sin embargo, desde su constitución también fue señalada por haberse instituido de una forma poco transparente.
Y es que si una Comisión Legislativa se encuentra en el escrutinio público es precisamente la responsable de dictaminar los estados financieros de los 106 Entes Fiscalizables, incluyendo los 60 ayuntamientos, pues su responsabilidad radica precisamente en el hecho de fungir como juez de las autoridades que en determinado momento hicieron uso de los recursos públicos.
Así la responsabilidad de ésta no es poca cosa. En sus manos descansa, en buena medida, la rendición de cuentas que en todo modelo democrático debe imperar y fingir como premisa fundamental para que gobernados y gobernantes encuentren una verdadera medición de los resultados.
Desafortunadamente dicha responsabilidad enmarcada por su presidente, el Diputado Salvador Méndez, ha dejado mucho que desear, no sólo por el hecho de que la misma se ha conducido con un grado importante de opacidad, sino que además, ha sido capaz de contradecir el punto de vista técnico de la institución responsable de dar seguimiento al manejo de los recursos públicos de los distintos entes.
Lo anterior ha dado como resultado que la calificación de las distintas cuentas públicas se haya puesto entre dicho, incluso entre los mismos legisladores, quienes no encuentran confianza en el trabajo de dicha Comisión y sus integrantes al grado tal de haber rechazado los dictámenes elaborados por ella misma dada su lejanía con la realidad que atraviesan las comunas
Hoy la confianza de la calificación positiva o no de los estados financieros de los Entes Públicos se ha puesto entre dicho. En el caso concreto de los ayuntamientos, las ex autoridades han apostado por otros muchos factores para validar sus cuentas públicas que aquellos elementos que tienen que ver con rendir eficaz y eficientemente resultados a los gobernados.
Lamentablemente lo vivido en el Congreso del Estado lesiona el modelo democrático, pues si los legisladores responsables, al menos teóricamente, de velar por los intereses de los ciudadanos prefieren tomar como base otros muchos factores que sólo los estrictamente contables para validar las Cuentas Públicas, ¿Cómo lograr que las actuales administraciones se conduzcan debidamente cuando observan que sus antecesores viven en el marco de la impunidad? Al tiempo.
Desde la barrera
El viernes pasado fue presentado en el Congreso del Estado un nuevo proyecto que tiene como objetivo generar herramientas a los ciudadanos para estar más y mejor informados. Circotlx surge como una idea de contribuir, desde el ámbito periodístico, a la construcción de una sociedad debidamente documentada. Desde este espacio mi felicitación y reconocimiento a nuestro amigo Edgardo Cabrera cuyo emprendimiento ha permitido construir una nueva trinchera de información objetiva y veraz cómo lo es la revista Circotlx. ¡Enhorabuena!
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