¡No lo sé, Rick, parece falso!
4 de diciembre - 2025

Por Mauricio Hernández Olaiz

Ayer por la noche que me fui a dormir recordé el asunto del nuevo helicóptero. Habiendo cosas más interesantes y hasta importantes en qué pensar, el que me asaltara el asunto de la famosa aeronave era, por demás, extraño y hasta ridículo. Intenté ya no darle importancia y me acurruqué entre mis sábanas… y de inmediato, otra vez, el tema en mi cabeza.

Sobre todo las palabras del encargado de la oficina de comunicación del gobierno, con ese tono… ese tono raro:

— “No hay y no habrá helicóptero nuevo.”

Así lo dijo en entrevista para La Bestia Política. Y sentenció, como si fuera el fiscal del universo:

— “El caso está cerrado.”

Bueno, si ya está cerrado, ¿por qué la idea de que “algo huele raro” sigue ahí, rondando como mosca hambrienta?

Diría el famoso maestro del pensamiento contemporáneo, Chumlee:

— «No lo sé, Rick… parece falso.»

¿Y si todo es una mentira?…

¿Y si la cancelación no es real?

¿Y si todo sigue caminando para que la mandataria estrene su poderoso Agusta, modelo Westland AW109SP de fabricación italiana, de más de 111 millones de pesos?

No sería la primera vez que la triste historia mintiera. De hecho, tiene un largo currículum en la materia.

Una mentira más, pues, no desentona en el repertorio.

Porque, siendo honestos, el gobierno no dijo nada sobre el asunto hasta que, “supuestamente”, el contrato había sido cancelado por incumplimiento de la empresa proveedora. Todo “casualmente” después de que el tema explotó. ¿No está raro?

A lo mejor piensan que la mejor estrategia es negar, negar, negar:

— “No hay y no habrá helicóptero nuevo”,

y en unos meses veremos sobrevolando al estado a la feliz mandataria en su nueva adquisición.

Total, ese helicóptero puede ser de cualquiera, ¿no?

Porque si algo sobra en el presupuesto de egresos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana es lana, y más en el apartado de recursos no etiquetados, esa caja mágica donde cabe desde gasolina hasta sueños de altura.

Y es que, si la gobernadora estrenara helicóptero, sería la última bofetada a la población, esa que ya no la quiere, no le cree y no le aplaude.

Saber que el gobierno gastó 111 millones para llevar a la mandataria a CDMX —y hasta de noche— mientras las calles, carreteras y avenidas del estado parecen zona de guerra; mientras no hay medicinas, ni equipamiento, ni servicios… pues sí, sería una mentada de madre de proporciones olímpicas.

Así que, luego de ser desenmascarados, no sería raro, no sería extraño, que prefieran afirmar que no habrá compra, y cuando llegue el Agusta, modelito Westland AW109SP, pues inventamos que es de Armenta, o de un sorteo, o que salió en la tómbola del bienestar.

En todo caso, podrían seguir exactamente el mismo tratamiento que se dio con las blindadas del bienestar:

Nunca dijeron nada, reservaron la información, y ahí están, vivitas y coleando, circulando por la capital y en la carretera rumbo a Puebla… donde, por cierto, es en realidad donde viven, que mejor que poder evitar los mentados baches volando a destino en tiempo récord….

Pero no es solo el posible helicóptero “nuevo”. El gobierno ya tiene dos aeronaves, y sobre ellas reina una opacidad digna de thriller político.

Las bitácoras de vuelo son casi, casi, secreto de Estado: no se sabe quién las usa, ¿cuándo las usa?, ¿para qué?, ¿cuánto cuestan en mantenimiento?, ¿cuántas horas de vuelo realmente tienen? Todo es un secreto resguardado cual pirámide de Tutankamen.

Y cuando a alguien se le ocurre preguntar, la respuesta institucional suele ser una mezcla de misterio, burocracia y hermetismo:

“Información restringida”, “no disponible”, “en análisis”, o la clásica: “reservada durante cinco años”.

Es fascinante cómo, en un gobierno que presume transparencia y cercanía con el pueblo, las máquinas que vuelan por encima de nosotros circulan envueltas en más opacidad que los OVNIs del Pentágono.

Y quizá ahí está la clave:

Tal vez no quieren que sepamos si son usadas para seguridad, traslado, asuntos humanitarios… o simplemente para evitar el tráfico de la autopista, y claro, los baches…

El chiste es que, entre helicópteros escondidos, bitácoras secretas y contratos “cancelados”, lo único que realmente vuela alto en Tlaxcala es la desconfianza.

Y sí, puede que el gobierno tenga razón, puede que “no haya y no vaya a haber helicóptero nuevo”.

Pero con el historial de opacidad, contradicciones, mentiras y silencios…

pues no lo sé, Rick, parece falso.

Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de Gentetlx