Su recuperación contradice los pronósticos médicos y da esperanza a pacientes similares.

Fuente: EL UNIVERSAL

Oliver Staub, un niño que sufrió un grave accidente automovilístico, ha mostrado una recuperación que desafía las expectativas médicas, especialmente en los casos de lesiones en la médula espinal. Lo que hace aún más notable su historia es su capacidad para mantener una sonrisa, a pesar de lo que ha vivido. Foto: Cortesía Familia Staub.

Oliver sufrió un accidente automovilístico cuando tenía solo un año. Durante tres meses, sobrevivió con la cabeza totalmente desprendida de su columna vertebral, una herida considerada «no compatible con la vida». Sin embargo, logró vivir, como afirmó el neurocirujano Mohamad Bydon, quien realizó la operación que unió su cabeza al resto de su cuerpo.

En entrevista con El Universal, el Dr. Bydon, jefe del Departamento de Neurocirugía de la Universidad de Chicago, explicó que el caso de Oliver podría servir de ejemplo para millones de personas que sufren lesiones en la médula espinal y otros padecimientos neurológicos.

“Oliver tenía lo que llamamos disociación atlantooccipital, una separación interna entre su cabeza y su columna, junto con un desgarro completo de su médula espinal, lo que significa que estaba cortada a la mitad. Además, sufrió una fractura total de su columna cervical”, explicó el médico.

El único sostén de su cabeza fueron los músculos y la piel, por lo que se le proporcionó un soporte local y se tomaron precauciones para evitar cualquier movimiento que pudiera empeorar la situación.

El accidente que lo cambió todo

El jueves 17 de abril de este año, durante las vacaciones de Semana Santa, el accidente ocurrió a las 2:50 p.m. en una carretera de Zihuatanejo, Guerrero. Laura Staub-García, madre de Oliver, conducía la camioneta en la que viajaban con sus tres hijos y su esposo, Estefan Staub, de origen alemán. Estaban de vacaciones en México.

Laura solo recuerda lo sucedido antes del accidente, ya que sufrió amnesia debido a los golpes en la cabeza y estuvo sedada durante varias horas, además de haber sufrido un brazo roto. Cuando despertó, se enteró de que una camioneta de valores impactó la unidad en la que viajaban. Los gemelos de cinco años, Sebastián y Julián, sufrieron heridas leves en la frente, y Estefan sufrió fracturas en las costillas.

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