Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T

Por Vicente Morales

En la vida pública hay voces que nunca dejan de resonar, aunque guarden silencio. Y cuando Andrés Manuel López Obrador reapareció recientemente para enviar un mensaje al país, recordó algo que muchos sentimos como una verdad profunda: hay causas que están por encima de cualquier retiro. Causas que convocan a la lucha. Causas que obligan al compromiso.

El líder social más importante en la historia moderna de México señaló tres razones por las que rompería su retiro: si la democracia está bajo amenaza, si la Presidenta Claudia Sheinbaum necesita respaldo ante un intento de desestabilización y si la soberanía nacional corre peligro. Tres advertencias, tres líneas de defensa, tres murallas que debemos cuidar juntos.

Porque hay momentos en la historia en los que permanecer callados es ser cómplices. Y México ya ha sufrido bastante el silencio ante la injusticia.

La democracia mexicana es demasiado valiosa para permitir que la manipulen quienes solo ven en ella un instrumento para regresar al poder de siempre. No olvidamos el pasado: elecciones controladas por élites, pueblos excluidos, la voz ciudadana reducida a trámite. Eso ya no tiene cabida en este México que despertó.

Hoy, gracias a los cambios impulsados en esta Cuarta Transformación, la democracia se traduce en becas, en pensiones, en justicia, en bienestar. Por eso, defenderla es defender al pueblo. Defenderla es mantener viva la esperanza de millones.

Quien atente contra la democracia, atenta contra México.

Nuestro país tiene hoy una Presidenta fuerte, preparada, honesta y profundamente humana. La Dra. Claudia Sheinbaum no solo dio continuidad a la transformación: la está llevando a un nuevo nivel con inteligencia y visión de futuro. Pero hay intereses que no se resignan a perder privilegios. Hay quienes intentan dividir, sembrar discordia, enfrentar a quienes luchamos del mismo lado.

La estabilidad de México depende de que no permitamos que regresen quienes se beneficiaban de la desigualdad y la corrupción. Cuando una mujer de ciencia y convicción encabeza la nación, el deber de los representantes del pueblo es respaldarla sin titubeos.

México es libre porque así lo decidimos. Pero la soberanía nunca está asegurada del todo: siempre habrá quienes pretendan dictar nuestro rumbo desde intereses ajenos. Por eso, defender la soberanía es defender nuestra identidad, nuestro territorio, nuestras decisiones y nuestro futuro.

Tlaxcala lo sabe bien: es tierra que jamás se ha arrodillado. Y así como nuestra historia ha demostrado una y otra vez que nadie puede someternos, hoy reiteramos que la voluntad del pueblo mexicano no está a la venta.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no dijo que regresaría por nostalgia ni por ambición: solo volvería si México lo necesita. Esa es la señal de un estadista. Esa es la diferencia entre quienes luchan por un proyecto y quienes luchan por sí mismos.

Esa es la gran convocatoria. Esa es la misión del momento político que vivimos. Desde el Congreso de Tlaxcala, asumimos esa responsabilidad con orgullo. No falla quien lucha por lo correcto; falla quien se rinde ante el miedo.

México merece que estemos a la altura.

Y Tlaxcala estará al frente de esta defensa, con dignidad y con el pueblo.

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