14 de octubre - 2025

El acto estuvo marcado por reconocimientos al gobierno estatal y un discurso centrado en la gestión actual más que en los retos del sector de rehabilitación
Por Stephany Rodríguez
La inauguración del nuevo edificio del Centro de Rehabilitación Integral y Escuela en Terapia Física y Rehabilitación (CRI-Escuela) se presentó como un acto de celebración institucional y de reconocimiento político, donde el discurso oficial destacó la gestión del actual gobierno más que los desafíos pendientes en materia de infraestructura y atención a personas con discapacidad.
El evento, encabezado por el director general del CRI-Escuela, Irving Uriel Manzano Olvera, reunió a autoridades estatales y municipales, entre ellas la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, la presidenta honorífica del DIF estatal, Mariana Espinoza de los Monteros Cuéllar, y el presidente municipal de Apizaco, Javier Rivera Bonilla.
Manzano Olvera resaltó que el nuevo edificio, conocido como Edificio “C”, representa una inversión de 6 millones 207 mil 914 pesos, y cuenta con aulas, módulos sanitarios, explanada, accesos y cisterna. Subrayó que es la primera construcción de esta magnitud en la historia del CRI, lo que —según sus palabras— “deja huella” en la administración actual.
El director dedicó buena parte de su mensaje a agradecer a la mandataria estatal, recordando incluso una conversación personal sostenida con ella al inicio de su gestión. En su intervención, citó textualmente las palabras de Cuéllar Cisneros como una “guía para cada decisión”, lo que dio al acto un tono más conmemorativo que técnico.
A pesar de las cifras presentadas —como el aumento de la matrícula a 350 estudiantes, la implementación de cuatro tipos de becas y la titulación de 131 alumnos en dos años—, el evento careció de información sobre la cobertura en rehabilitación física, la capacidad de atención a pacientes o los retos presupuestales que enfrenta la institución.
El tono del discurso institucional se centró en la consolidación de logros y en la imagen gubernamental, más que en una evaluación crítica del impacto social o educativo de la obra. Tampoco se abordaron indicadores de mejora en los servicios de rehabilitación, ni se detallaron los criterios de asignación de recursos o los mecanismos de transparencia de la inversión.
Manzano Olvera adelantó la intención de ampliar y rehabilitar espacios adicionales, con el fin de mejorar la atención a los usuarios del CRI, aunque sin precisar plazos ni fuentes de financiamiento.
La inauguración del nuevo edificio del CRI-Escuela se consolidó así como un acto de legitimación institucional y política, donde la narrativa oficial privilegió el reconocimiento a la administración estatal antes que la discusión de los desafíos estructurales que enfrenta el sistema de rehabilitación en Tlaxcala.