18 de septiembre - 2025

Por Mauricio Hernández Olaiz
Por alguna extraña razón —que puede ser conveniencia o simple ceguera política— cada vez que uno critica con fuerza al régimen actual, a Morena y a la mal llamada Cuarta Transformación, de inmediato lo quieren encasillar en el pasado. Nos acusan de estar del lado de Calderón, de Margarita Zavala, de Peña Nieto o de quienes gobernaron antes. ¡Vaya ridiculez!
Porque no se dan cuenta de algo elemental: muchos de los que gobernaron en el pasado, hoy están cómodamente instalados en Morena, en posiciones de poder, en la nómina del movimiento que se supone venía a sepultar a “la mafia”. Y aquellos que no están ahí, de inmediato nos los cuelgan como si habláramos o escribiéramos en su nombre.
Se equivocan. Muchos de nosotros votamos por el cambio, votamos por Andrés Manuel López Obrador con la esperanza genuina de que era distinto. Y en el camino nos dimos cuenta de la mentira: de que el de Macuspana era más de lo mismo, de que su movimiento se levantó a base de descalificar para después consolidar su propia mafia.
Fuimos millones los que le dimos el voto, pero también hoy somos millones los que nos dimos cuenta a tiempo de que no era lo que prometió ser.
Hoy, que somos críticos del régimen, lo hacemos porque Morena en el poder no es distinto a lo peor del pasado. Es pan, y literal, con lo mismo. Y lo único que buscamos es abrir los ojos de los ciudadanos para entender que ni el ayer ni el hoy representan una salida real para México.
Considero más que necesario construir un camino nuevo. Un camino donde la política deje de ser el refugio de oportunistas y vividores que se hacen ricos del erario y poderosos a costa del pueblo. Necesitamos nuevas personas, nuevas opciones, gente que de verdad ame a México, que esté dispuesta a sacrificarse por el país, a entregarle seis años de su vida —o los que sean— no para servirse, sino para servir.
No estoy con los del pasado. Tampoco con los de este presente que repite las mismas mañas y mentiras. Estoy con México. Y eso significa exigir un futuro distinto. En todos los partidos puede haber gente valiosa, incluso en Morena, pero no en las cúpulas, no en los de siempre, no en quienes brincaron del PRI o del PAN para seguir viviendo del poder.
El país no aguanta más simulaciones. Hoy más que ideologías, más que grandes discursos, necesitamos personas honestas, preparadas, comprometidas y verdaderamente patriotas. Si no entendemos esto, lo que nos espera es un México estancado, un México que va para atrás y que puede hundirse en una crisis aún más severa.
Es momento de dejar atrás la ridiculez de las etiquetas y asumir el compromiso. No estoy con los de antes, no estoy con los de ahora: estoy con México, y aunque suene romántico y hasta pretensioso, si hoy en día los ciudadanos no estamos primero con la nación y seguimos permitiendo los abusos de nuestros representantes, estamos jodidos.
Mientras la presidenta nos habla de la defensa de la democracia, pero todas sus acciones gritan autoritarismo, no serán sus achichincles, no será la pálida oposición la que defienda nuestras libertades, tenemos que ser los ciudadanos, pero si seguimos distraídos y ocupados en banalidades, cuando nos demos cuenta tendremos la soga al cuello y la nación en el barranco.
Hoy criticar al régimen, a Morena, no me hace defensor del pasado, me hace consiente de la realidad, pues ante la evidencia tan clara solo los oídos sordos y los ojos cerrados pueden creer que ellos son el camino.
Es tiempo, como en su momento lo dijeron ellos, del ¡fuera máscaras!
@olaizmau
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