4 de septiembre - 2025

Por Mauricio Hernández Olaiz
Como candidata, la hoy gobernadora prometió, de manera clara y contundente, que iba a erradicar las cuotas escolares. Sonaba bien, sonaba justo, sonaba a hacer una nueva historia. Pero cuatro años después, la realidad se encargó de desnudar la mentira, no sería la única.
El innombrable secretario Homero Meneses tardó también 4 años en salir a decirnos lo que todos ya sabíamos, la educación en este país no tiene suficiente presupuesto. En otras palabras, la educación no es prioridad, no lo fue con el PRI, tampoco con el PAN, menos con Morena…la ignorancia deja votos, la educación los quita.
Pues así, sin rodeos, el “Humanista” reconoció que el dinero no alcanza y que hacen falta al menos 500 pesos más por alumno. ¿Entonces para qué sirvieron los brincos, los discursos grandilocuentes, las maromas burocráticas para justificar lo injustificable durante todo este tiempo?
Lo cierto es que detrás de esa confesión hay una cadena de negligencias. Hablan de un presupuesto de más de 9 mil 500 millones de pesos, pero reconocen al mismo tiempo que la estructura educativa es obesa y absurda: dos entes —SEPE y USET— conviviendo como si fueran necesarios ambos, multiplicando gastos administrativos, complicando procesos y desviando recursos que bien podrían aliviar los bolsillos de los padres. La promesa de consolidarlos en un solo organismo también se quedó atorada en el limbo burocrático, como tantas otras.
No alcanza el presupuesto, que se necesitan 500 más por alumno, pero que tal el “Primer Congreso del Nuevo Modelo Educativo Tlaxcalteca” que costó la friolera de 6 millones de pesos, ¿Y que dejó?, o los eventos festivos, incluyendo convivios y posadas con costos cercanos a los 3 millones, los mega eventos sindicales como el “Día de los Trabajadores de la Educación Jubilados 2024”, cuyo gastó ascendió a más de 1.5 millones de pesos, los pagos a empresas simuladas, el curso de capacitación en Puerto Vallarta, la compra irregular de una ambulancia*, en fin, la lista es interminable en los 4 años del peor secretario de la historia.

Pero eso sí, PADRES…PAGUEN SUS CUOTAS…¡ESAS QUE PROMETIMOS ERRADICAR!….
Mientras tanto, la llamada “educación gratuita” cuesta. Y cuesta caro. Los padres de familia desembolsan más de mil pesos en inscripción, hasta 2 mil en uniformes, cerca de 2 mil más en útiles y cuotas que van de los 500 a los 700 pesos para limpieza y mantenimiento. A eso habría que sumar cooperaciones para festivales, rifas, cooperativas y hasta reparaciones menores de escuelas. El Estado se lava las manos, los directores hacen lo que pueden, y los padres cargan con el peso de una histórica promesa incumplida.
El tema del uniforme único es otra joya. En lugar de ejercer liderazgo y tomar decisiones claras, lo convierten en una consulta. La lógica es la de siempre: escudarse en la “opinión de los padres” para disfrazar la incapacidad de resolver lo que debería ser un asunto de planeación educativa. Al final, esa consulta no es más que otra coartada.
Y aquí está el verdadero problema: cuando un gobierno promete, genera expectativas; cuando incumple, erosiona la confianza. No es un asunto menor. Porque si ya reconocen que no alcanza para quitar las cuotas, también se entiende como justifican que tampoco alcanza para mejorar la infraestructura, para contratar maestros suficientes o para garantizar la seguridad en las escuelas. La cadena de excusas es interminable y la educación; con su nuevo modelo de “nueva escuela mexicana” no es distinta a la vieja escuela, incluso es hasta más corrupta e ineficiente.
Lo que estamos viendo es un patrón: la administración estatal se especializa en convertir cada promesa en un discurso circular, lleno de palabras bonitas, pero vacío de resultados. Y la educación, que debería ser prioridad, se convierte en escenario de propaganda fallida.
La conclusión es clara, las promesas de campaña de campaña son, nada más. La educación sigue dependiendo de los bolsillos de los padres, y el gobierno sigue haciendo lo que mejor sabe hacer, pirotécnia, promesas y jugar al bote pateado, así los 4 que lleva, así seguirá pateando el bote dos más.
En Tlaxcala, la educación sigue secuestrada por las cuotas, y el gobierno atrapado en sus propias maromas para justificar lo injustificable….
@olaizmau
*Fuente OFS y ASF
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