23 de julio - 2025

Comerciantes ajustan inventarios, venden con pérdidas y priorizan productos básicos ante una economía ajustada.
Por Stephany Rodríguez
En los municipios de Tlaxcala, los propietarios de tienditas de la esquina enfrentan un mismo desafío: sobrevivir a la inflación. La falta de ventas, el aumento de precios y los cambios en los hábitos de consumo han llevado a muchos pequeños comerciantes a reducir inventarios, dejar de surtir ciertos productos como refrescos o pan de caja, y en algunos casos, incluso cerrar temporalmente sus negocios para ahorrar en servicios.
“Ya no compro tanto refresco, mejor invierto en pan o yogur que se mueve más rápido”, comentó una locataria en San Pablo. Como ella, decenas de tenderos han tenido que reorganizar su inventario para adaptarse a la nueva realidad: clientes que gastan menos de 100 pesos al día y que compran por precio, no por calidad.
Este fenómeno no es exclusivo de Tlaxcala. De acuerdo con la Encuesta 25: Pulso de la Tiendita de Barrio 2025, elaborada por la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), siete de cada diez tienditas en México están en riesgo de cerrar, siendo los principales factores la inflación alimentaria, la baja en ventas y, en algunos casos, la extorsión.
Entre los datos más relevantes del estudio, que incluye testimonios de más de 3,000 comerciantes, destacan que:
• El 77.5% siente que su negocio está en riesgo de desaparecer.
• El 72.8% ha reducido su margen de ganancia para no perder clientela.
• El 62.9% ha vendido a pérdida para mantener sus puertas abiertas.
• El 81.6% considera que la inflación fue peor este año.
Además, el 68.3% de los negocios ha cerrado temporalmente al menos una vez, ya sea por falta de insumos, poca clientela o para ahorrar servicios como luz o agua. Tres de cada diez incluso han dejado de pagar estos servicios para poder seguir operando.
Las tiendas de barrio no son parte de grandes cadenas comerciales. De hecho, el 84% de los propietarios son jefes o jefas de familia y el 55% opera desde su casa. El 48.5% abrió su negocio como un acto de emprendimiento y el 32.3% como una necesidad ante el desempleo. Son personas con arraigo, experiencia y compromiso con su comunidad.
“No vendemos por ganancia, vendemos porque es lo que tenemos”, expresó un tendero, quien reconoce que cada día es un reto mantener surtido su local sin que los precios ahuyenten a los clientes.
Los tenderos también enfrentan un fenómeno de “solidaridad forzada”: absorben parte del golpe inflacionario para mantener precios accesibles. Esto ha provocado que algunos cambien de proveedor o compren productos de menor calidad para seguir vendiendo a bajo costo.
A pesar del papel que juegan en la economía cotidiana, el 76% de los comerciantes encuestados no cree que el Programa contra la Inflación y la Carestía (PACIC) funcione. Solo el 9% ha recibido algún tipo de capacitación, y la mayoría no tiene acceso a medios digitales para mejorar su negocio: apenas el 13.8% tiene terminal bancaria y menos del 10% vende en plataformas digitales.
“No es que no queramos modernizarnos, es que nadie nos enseña cómo”, menciona una comerciante. El estudio revela que el 71.6% estaría dispuesto a innovar, pero no sabe por dónde empezar.
Las tienditas de Tlaxcala, como muchas en todo el país, siguen de pie no por ganancia, sino por orgullo y por necesidad. Son más que un negocio: son el corazón de sus comunidades. Sin embargo, su resistencia no puede ser infinita. Como señala el presidente de ANPEC, Cuauhtémoc Rivera en el informe publicado; “Resistir cuesta. Las tienditas aguantan, no por ganancia, sino por compromiso”.
A esto se suma un nuevo fenómeno que los comerciantes también reconocen: muchas personas están optando por comprar en grandes cadenas de autoservicio, donde encuentran precios más bajos o promociones que las tienditas no pueden igualar.
