14 de febrero - 2025

Por Camila Tornel
En redes sociales hemos visto cómo más estados comienzan a revelar el fracaso del insostenible IMSS – Bienestar que vino a empeorar absolutamente todo.
Si en Tlaxcala casi todo estaba mal en materia de salud, con el IMSS – Bienestar ahora todo está peor.
Antes de continuar, quien esto escribe desea más que nada dejar un antecedente de que siempre se advirtió sobre la bomba de tiempo que significaba el traspaso de los servicios de salud estatales a las manos de la cuarta transformación federal, pues está más que documentado, como todo lo que tocan desde el 2018, lo destruyen, lo corrompen o lo inventan quedando peor de lo que estaban las cosas.
Para muestra el INSABI o la mega farmacia.
Continuando con lo que les señalaba, es necesario precisar que la bomba de tiempo del IMSS – Bienestar se sostiene con alfileres, pues es cuestión de unos cuántos meses para que explote todo lo mal que se ha hecho con este sistema de salud.
Las manifestaciones en Calpulalpan, las declaraciones de los propios médicos que señalan el desabasto de medicinas, falta de autoclaves, fallas de mantenimiento en elevadores y demás desperfectos documentados en medios, son el previo aviso de lo que terminó sucediendo en entidades como Sonora, Baja California, Veracruz o Puebla, donde los propios directivos exhiben la debacle del IMSS – Bienestar.
Y es que ya no está Hugo López – Gatell, ni López Obrador para dar maromas y justificar el por qué después de 1 año del IMSS – Bienestar, antes INSABI, sigue sin resolver los problemas básicos de los usuarios que padecen enfermedades o necesitan atención médica especializada.
Los casos de Veracruz, Puebla, Oaxaca, Baja California donde con documentos oficiales les notifican a los usuarios que ya no pueden darles servicios básicos como los de una ambulancia, insumos médicos, estudios de laboratorios o cirugías, son la clara muestra del dicho “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
No es que se le desee el fracaso al IMSS – Bienestar, es que se habla desde la realidad de miles de pacientes que esperan el mentado sistema de salud danés, pero que tienen que vivir la maldita realidad de los sistemas de salud pública morenistas que se traducen en desabasto, mediocridad, muerte y desesperanza.
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