24 de enero - 2023

Por Edgardo Cabrera
Ni el que se fue, ni la que llegó, ambos parientes, que no se olvide, fueron capaces de localizar a la joven docente Daniela Muñoz, quien tenía 26 años de edad al momento de su desaparión en septiembre del año 2020.
Por ello el viernes pasado sus familiares se manifestaron para exigir a la administración de Cuéllar no olvidarse de su hija, y de esa súplica ni una palabra de la mandamás, en cambio, sí se dio tiempo de ir a la Ciudad de México para estar junto a la corcholata Sheinbaum so pretexto del 80 aniversario del Instituto Mexicano del Seguro Social.
La pasada administración emitió la ficha de búsqueda de Daniela 10 meses después, todo ese lapso fue tiempo perdido y pudo ser vital para hallarla, tras la presión social. El 30 de noviembre de 2020 se realizaron cuatro cateos en la entidad y en el Estado de México, lugar donde fue detenido Álvaro N., quien fue internado en el Cereso de Apizaco como probable responsable de la desaparición, sin embargo, se ha reservado su derecho de dar declaraciones.
En tanto, Cuéllar y su procuradora Carro solo han realizado una diligencia de búsqueda, y hasta ahí se limitó su actuación.
Es la misma apatía que mostraron en el caso de la joven Ana Laura Loaiza, desaparecida en este sexenio. El Estado nunca la halló, su cuerpo sin vida fue ubicado por pobladores, y el o los probables responsables siguen libros, y el caso impune, por ello la preocupación por Daniela es grande ante la incompetencia y la indolencia de esta triste historia.
PLEITO DE GRANJA
Los politiqueros aspirantes a legisladores, Sergio y Homero, quienes en sus ratos libres despachan en Gobierno y en Educación, respectivamente, se distanciaron, la razón, sus sucios negocios: la remoción de la directora de administración y finanzas de la USET.
El ex dirigente panista tenía sus enjuagues con la ahora ex funcionaria quien le palomeaba cuanta factura se le ocurría mandar, lo mismo por la renta de mesas y sillas, que hasta para temas de proveeduría de los productos que deben ser entregados por contratos colectivos.
Se acuerda de los pichones de 2 kilos pagados como pavos de 8 kilogramos que generaron las inconformidades de los sindicalizados en diciembre pasado y que se prolongaron a enero, pues la administrativa fue el chivo expiatorio para lavarse las manos.
Y esa fue la gota que derramó el amoroso vaso dentro de la relación cómplice de ambos funcionarios, por lo que ahora cada cual jala por su lado en sus aspiraciones al senado, a la curul federal, a la diputación local, o a lo que se pueda, ya que ambos alucinan con ser gobernadores.
Por cierto, que, para el caso de Homero, las cosas se le pondrán peor, porque los trabajadores de plano ya no quieren hablar con él por lo que han tenido que solucionarle otros funcionarios sus torpezas, una de ellas, el desastre en el manejo de los recursos que se sigue documentando.
