Por Edgardo Cabrera

Ya desde hace mucho se quitaron las máscaras, por lo que operan con total cinismo, como cuando eran priístas, bueno, nunca lo dejaron de ser, y para el caso particular de la gobernadora Cuéllar, la convocatoria para promover a las corcholatas presidenciales desviando recursos públicos, le cayó como anillo al dedo.

No es novedad que la mandamás no cumpla su palabra, como tampoco el periodo por el cual fue electa, así es su historia, que ahora trata de vendernos como “nueva” porque en este momento le conviene lo guinda como color, pero siempre ha sido oficialista, no lo olvidemos.

Como diputada local, dos veces, no concluyó el cargo, primero le urgía hacerse de la presidencia municipal de Tlaxcala, no para servir a los capitalinos, sino porque aspiraba a la gubernatura bajo las siglas del PRI. Luego aventó de nuevo la curul porque quería ser senadora tras el berrinche del desprecio del tricolor terminó en el PRD.

Bueno, pues ni como alcaldesa, ni como senadora concluyó, también dejó el puesto porque pudo más su ambición política. Luego la recordamos como diputada federal, ahí fue peor, ni a la mitad de su gestión llegó, solo estuvo unos cuantos días porque le interesaba colarse en el gobierno de López Obrador como delegada para después apropiarse de la candidatura que la llevó finalmente a la gubernatura.

En todo este recuento, primero fue priísta (esa es su cuna política y familiar), luego perredista, petista, pasó por Encuentro Social y ahora es Morenista, además de incumplir sus periodos, son claras sus lealtades, siempre al lado del poder o quien la lleve al poder.

Todo lo anterior viene a cuento luego de que en la sede de Gobernación el líder nacional de Morena ordenó a los gobers priorizar la politiquería -que tanto le gusta a la de Tlaxcala- a favor de las corcholatas. La preferida aquí es Claudia, en la que no han escatimado en financiarle la promoción.

Adán Augusto, Ricardo Monreal y el canciller Ebrad no son del agrado, al primero lo trató muy mal el año pasado cuando vino, recordemos que lo abandonó en su gira para irse a uno de esos actos pinchurrentos que tanto le gustan a la gober, lo que no pasó con Claudia que la llevó de la mano hasta a la feria.

El asunto es claro, porque así lo marca su historia, Cuéllar ya está pensando en su permanencia política más allá de la gubernatura, lo que además constituiría el incumplimiento a su palabra, una vez más.

En campaña en entrevista me lo dijo y está grabado, al preguntarle si después de la gubernatura buscaría otro puesto, es más, si concluiría la gubernatura, respondió que su prioridad era cumplir el periodo y después se jubilaría para cuidar a sus nietecitos… a estas alturas, lo dudo, ya el tiempo la juzgará.

DESVÍO

Por lo pronto el asunto es uno, la gobernadora Cuéllar siga violando flagrantemente la ley electoral, y todas las que se puedan, con tal de su politiquería para tratar de quedar bien con Morena, no con los tlaxcaltecas.

O cómo explicar que además de aquella reunión de gobers, la casa de gobierno sea utilizada como bodega para almacenar cobijas pro-morena, las imágenes son contundentes.