OLEADA
13 de enero - 2023

Por Edgardo Cabrera

Con todo y sus cifras tramposas, por segunda ocasión consecutiva desde que gobierna la Triste Historia, hay un desastre en Tlaxcala en cuanto al control de contagios por Covid-19. Hasta el 24 de diciembre del año pasado fuimos la tercera entidad del país con el mayor incremento de casos por 100 mil habitantes, al reportar un alza de 76.2 por ciento.

En el informe denominado: “Evolución de Casos Confirmados por 100 mil habitantes”, entre el 18 y 24 de diciembre se detonaron los contagios, en los boletines cotidianos de la Secretaría de Salud del Estado en dicho lapso pasamos de 18 casos al día a 38 por día.

Al 11 de enero de este 2023, se alcanzó un nuevo pico de contagios con 78, que muestra la condición de la entidad, vale decir que la mayor preocupación es por el subregistro, hablamos de todos aquellos que no acuden a un centro de salud público a realizarse una prueba, aunque presenten los síntomas, y los otros que prefieren atenderse en la iniciativa privada.

El hecho es que sin importar el contagiadero, ni al secretario de Salud, Rigoberto Zamudio, ni a la gobernadora Cuéllar, vía el Consejo Estatal de Salud, les ha importado la situación, no hay acciones ni restricciones para prevenir y frenar la propagación del coronavirus, la última vez que les ocupó el asunto de la salud pública fue con aquel decretazo para restringir la venta de alcohol que, vale decir, todos violan flagrantemente y en la cara de la autoridad.

Por cierto, que ante su ausencia en actos públicos y su única aparición en información tras la visita de la secretaria federal de Educación (una reunión privada sin acceso a la prensa y donde solamente Cuéllar apareció con cubrebocas), el área de comunicación social de la mandataria negó que de nueva cuenta se hubiese contagiado de Covid-19, si eso es cierto, que bueno por la gobernadora, si engañan, ya no es nuevo.

POR ELLO LA DUDA

Cuando decimos que el actual es un gobierno mediocre, chambón y malhecho, a las pruebas nos remitimos de nuevo. En materia de comunicación social, cuando no echan a perderle el informe a su patrona con pantallas inservibles o fusilando el mismo formato y escenario de sus antecesores de la “mafia del poder”, utilizan lenguaje insultante y discriminatorio para difundir campañas de salud dirigidas a mujeres.

Se trató de una publicación en la cuenta oficial de Facebook de la Secretaría de Salud donde al invitar a exámenes de mastografía gratuitos señalan en un fragmento que como parte de los requisitos las mujeres no deben ‘portar jotería’ (sic). 

Y en su descuido, escribieron que las interesadas deben vestir ropa que permita el acceso a la zona “manaría” (sic) y deberán llevar una ‘depilación afilar’ (sic), ¿qué diablos es eso?, así el nivel y profesionalismo. 

No es lo mismo la grilla barata, la compra de entrevistas pagadas, el pago por encuestas cuchareadas o alimentar cuentas falsas y bots para echar porras o insultar, que ponerse a trabajar para lo que les paga el estado.