¿CONDENA?
8 de octubre - 2021

Por Edgardo Cabrera

El secretario de gobierno de Tlaxcala, Sergio González, salió bueno para los lamentos y los llamados a misa, pero malo para hacer para lo que se le paga: propiciar la gobernabilidad.

En Xicohtzinco el miércoles estalló la violencia, cual olla exprés, el movimiento poselectoral inconforme con el alcalde Luis Ángel Barroso reventó, luego de “un problema familiar en el que una persona resultó herida por arma de fuego”, al menos esa fue la versión oficial emitida desde el área de comunicación social del gobierno estatal.

De esa postura, el oriundo de Texoloc atinó a declarar su “condena” por los hechos violentos que derivaron en actos vandálicos contra el domicilio del presidente municipal (donde por cierto despacha ante el plantón de los inconformes con el resultado de la elección de junio), y de los desmanes cometidos en la casa del ex alcalde, José Isabel Badillo, a quien acusaron de supuestamente ser el autor de dispararle a su cuñado, de nombre Fernando -N-. 

Y los lamentos siguieron por parte del funcionario estatal, por la quema de dos vehículos y el allanamiento a la vivienda del ex edil, porque, dijo: “no hay disposición al diálogo”, aunque se supone que sí hay leyes y deben aplicarse.

El encono no es nuevo, lleva meses, desde que el grupo inconforme perdió la elección, y las protestas han escalado, empezaron por marchas, siguieron con el cierre de la carretera, luego el plantón en la presidencia, retención de unidades oficiales, y ahora los actos vandálicos.

Ni el gobierno estatal que entregó la estafeta en septiembre, ni los de la nueva historia han hecho algo; los priístas fueron acusados de negarse a recibir a las partes, a los morenistas los culpan de darles atole con el dedo por atenderlos, pero no resolver nada.

El de Xicohtzinco no es el único caso con malestar ciudadano, hay más municipios como Mazatecochco, donde están en espera de la menor provocación para reventar, y más que lamentos y condenas se trata de aplicar la ley, antes de buscar, propiciar y agotar el diálogo.  

OCURRENTES

Esta semana el Consejo Estatal de Salud modificó los lineamientos para contener los contagios por Covid-19 en la entidad, dicen que con ello se reactivará la economía “de forma segura”, en los hechos todo es una vacilada.

Desde el 8 de septiembre que Lorena Cuéllar emitió el segundo decreto de esta naturaleza, el primero fue una semana antes con Marco Mena, las medidas fueron ignoradas por una gran mayoría de población y negocios, como los bares, que hasta la fecha siguen burlando la prohibición de abrir.

El transporte jamás operó con un aforo del 50 por ciento, como en los restaurantes también se simuló la medida; la venta clandestina de bebidas alcohólicas creció y las clausuras o sanciones los infractores fueron en escasas ocasiones y solamente para la foto de la prensa.

De ahí que las nuevas disposiciones son una forma más de hacernos tontos, dice la autoridad que los contagios vienen en un franco descenso, cifras que resultan cuestionables y que hemos evidenciado en más de una ocasión en el gobierno de la “nueva historia”, donde la manipulación de los datos quedó documentada.

Basta señalar que las cifras de muertos, contagios y sospechosos, sigue sin coincidir entre el banco de datos federal y el estatal, alguien miente. 

Parece más bien que con el cuento de reactivar la economía, misma que no está paralizada desde hace varios meses, basta salir a la calle y recorrer las zonas comerciales para constatar la intensa actividad, desde mercados o tianguis, hasta pequeños negocios que vienen en ascenso en sus ventas.

Es un mar de incongruencias del gobierno, en plena tercera oleada de contagios los bailes se organizaron a diestra y siniestra, lo mismo por particulares que por gobiernos, muchos de ellos a cargo de autoridades electas que en su momento realizaron tremendos pachangones para celebrar.

Ahora, cuando nos dicen que la pandemia se domó en Tlaxcala y que venimos en franca reducción de contagios, el decreto modificado del gobierno mantiene restricciones que son de risa, porque en los hechos desde gimnasios y clubes, hasta parques y salones de fiesta operan según sus necesidades económicas, ¿cuál reactivación?