PREMIOS Y CASTIGOS
30 de diciembre - 2025

Por Edgardo Cabrera

Las notarías y sus procedimientos se han vuelto un cochinero con el gobierno de la Triste Historia, para muestra todo lo ocurrido este año, desde la presión para apropiarse del Colegio de Notarios para imponer como presidente a Aarón Pérez Carro, primo de la fiscal Ernestina, hasta la cancelación de la patente de Alejandro Moreno, quien cayó de la gracia del grupo del poder, y la casi entrega de tres.

En junio, ordenaron auditar solo a algunos fedatarios, ahí aparecen Rubén Flores Leal, de San Pablo del Monte; Miguel Tizatl Santos, de Zacatelco; Selene Cabrera García, de Tlaxco; Osvaldo Ramírez Ortiz y Raúl Cuevas Sánchez, de Chiautempan, este último falleció en esos días.

En ese mismo mes, el ahijado de la gobernadora, a través de la Dirección Notarías y Registros Públicos, despojaron a Alejandro Moreno de la Notaría No. 2 de Zacatelco, a partir de una queja por cobros indebidos de hasta 400 mil pesos y trámites no concluidos.

Curioso, el pasado 12 de diciembre en medios nacionales la abogada Wendy Tinoco, exhibió a la Notaría No.4 de Calpulalpan, a cargo de Raquel Lozano de estar presuntamente “coludida” con una red de corrupción dedicada al despojo de propiedades en Ciudad de México, de lo cual, la Secretaría de Gobierno a cargo de Luis Ramírez no ha dicho ni pío.

Luego, a través de un curso y evaluación amañada, previo pago de 70 mil pesos, por cabeza, seleccionaron a los funcionarios estatales en activo Maximino Hernández y Marco Tulio Munive, así como la magistrada Anel Bañuelos, para cubrir las vacantes de los fallecidos fedatarios de Calpulalpan, Silvestre Xochicale y Juan José Brindis, así como Raúl Cuevas.

RECORTES Y REGALOS

Tómelo con reservas, pero no tantas, pero las tres patentes de notarios prometidas se tambalean, en particular la del zar de las compras en seguridad, sobre quien ya pesan dudas de su desempeño y lealtad.

No son inventos ni inferencias, los hechos son públicos y notorios. Maximino forjó su carrera a base de las traiciones y así se lo han reclamado. 

Primero sirvió a Héctor Ortiz como consejero electoral, malabareó para integrarse como “asesor” con la entonces diputada federalpanista Aurora Aguilar, en esa legislatura que fue señalada por Andrés Manuel López Obrador como la de los “moches”; luego apareció del lado del PRI con Anabell Ávalos, fue director de seguridad de la capital, de ahí brincó a Morena con Cuéllar. 

Con ese antecedente, nos cuentan, no hay dudas de una nueva traición, de ahí que entre el propio gabinete se han encargado de cuestionar la decisión de darle una notaría cuando hay otros personajes disciplinados y carentes de antecedentes de traición, es ahí donde aparece el nombre de la fiscal Ernestina Carro quien, dado que no tiene asegurada su permanencia con la nueva administración, podría ser quien finalmente acceda a la codiciada vacante, al tiempo. 

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