Por Edgardo Cabrera

A colación de las festividades decembrinas, nos hacen llegar una serie de imágenes de jueces y juezas del acordeón que sin reparo alguno acuden a convivencias organizadas por abogados, las fotografías fueron extraídas de sus redes sociales y ponen en duda la actuación imparcial.

Especialistas en Derecho nos explican que al aceptar ser parte de esas convivencias, vulneran el principio de independencia de quienes serán sus justiciables, como públicamente evidencian el riesgo de prevaricación y contubernio con litigantes.

En una de las fotografías de un convite realizado en Apizaco se aprecian a los jueces del acordeón con abogados postulantes que litigan principalmente en el distrito judicial de Sánchez Piedras.

No es la primera vez que los del acordeón evidencian su dependencia, lo mismo se toman fotos y se derriten en elogios a la gobernadora Cuéllar, y esta semana, recordemos, en pleno informe de la presidenta del TSJE la dueña de una universidad privada estaba entre los selectos invitados de Fanny Amador ignorando los litigios que mantiene con su hijastro en la disputa por una herencia.

¿Ya habrá tomado nota el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial que encabeza doña Violeta Fernández?, o serán tapaderas. 

¿QUIÉN NOS ESPÍA?

El cuarto informe de fantasía dio cuenta que supuestamente 48 municipios cuentan con un centro de Comando y Control para videovigilancia en seguridad pública, los llamados C2, promocionados como la panacea para combatir a la delincuencia, pero en la realidad, con todo y ese número, los hechos ocurren hasta en sus narices.

No hay semana sin que se registre un atraco -violento o no-, homicidios, balaceras, venta y consumo de sustancias, riñas, intentos de linchamiento, personas desaparecidas, brutales ataques contra animales sin hogar, y la lista sigue, sin que las cámaras coadyuven a los cuerpos policíacos para reaccionar rápidamente, detener, inhibir, localizar y prevenir hechos de gravedad. 

La realidad es que la red de video vigilancia promocionada como “la más amplia de la historia de Tlaxcala” carece de personal debidamente capacitado, es más, ni personal tienen, si a duras penas mantienen sus raquíticos cuerpos de seguridad, como en Tepeyanco, donde esta semana les estalló una inconformidad tras la renuncia de elementos por las pésimas condiciones laborales y mantienen una plantilla de 5 elementos por turno y el C2 es un elefantito blanco. 

A los ayuntamientos los obligaron a sacar policías municipales de las calles para ponerlos detrás de monitores donde terminan por dormirse o, en el peor de los casos, hay quienes nos aseguran que algunos son los ojos de los malandros.

Y la aseveración no está apartada de la realidad, o cómo explicar la precisión con la que actúan algunos grupos: burlan patrullas, saben dónde y quiénes tienen dinero en efectivo, se dan el lujo de mantener por horas torturando a sus víctimas en sus domicilios, y los 48 mentados C2 nunca registran esos hechos, como tampoco el C5i, se carece de imágenes oficiales que podrían ayudar a la identificación de la identidad de los delincuentes por parte de la ciudadanía, en una suerte de vecino coadyuvante.