16 de octubre - 2025

Por Mauricio Hernández
Ha pasado apenas un año desde que Claudia Sheinbaum llegó al poder, y su gobierno empieza a mostrar que la llamada “cuarta transformación” tiene más de conveniencia que de coherencia. El discurso del cambio, ese que prometía ética, congruencia y un nuevo trato con la sociedad, se ha ido desmoronando entre contradicciones, improvisaciones y un estilo cada vez más autoritario. La austeridad es simulada, la riqueza de los nuevos miembros de la mafia evidentes, sus escándalos constantes y el llamado de su jefa es ignorado desde Sonora hasta Quintana Roo.
La de Tlaxcala, la de menor presupuesto, se mueve en helicóptero, sube y baja a la capital como su pueblo en Colectivo al trabajo. Noroña ya no tiene empacho en afirmar que lo hace en aviones privados, y así tantos y tantas morenistas que responden al llamado de la presidenta con oído sordo, ese que ella misma hace a la súplica ciudadana cuando tienen el agua al cuello.
Cuando la ignorancia se disfraza de combate a la corrupción
Mientras miles de ciudadanos exigen el regreso del FONDEN, la presidenta responde que “Jamás”, pues era un nido de corrupción, una cloaca.
Pero el episodio más reciente raya en lo absurdo. Sheinbaum pidió exhibir la corrupción del ex director del Fonden, José María Tapia Franco, como si hubiera descubierto el hilo negro.
En medio de una grave tragedia por causa de las lluvias, la presidenta no ha cesado de justificar la desaparición del Fondo Nacional de Desastres por la abundante corrupción en su interior durante gobiernos previos a la 4T.
En su Mañanera del Pueblo, pidió “traer aquí” el caso del exdirector del Fonden que durante una tragedia estaba en Las Vegas, divirtiéndose.
“Hace mucho tiempo, no me acuerdo qué huracán o que tragedia hubo, y el director del Fonden divirtiéndose, no sé dónde, en Las Vegas. Digo para aquellos que defienden el Fonden o las corruptelas que hubo. A ver si lo traemos aquí, ya que baje un poquito la emergencia, hacemos una revisión de todas las corruptelas que tuvo el Fondo”, dijo.
La Presidenta Lo que no sabía —o peor aún, fingió no saber— es que ese personaje hoy milita en Morena y, para colmo, es uno de los aspirantes a la gubernatura de Querétaro por ese mismo partido.
Ignorancia o cálculo, da igual. Lo cierto es que la presidenta, con esa declaración, dejó en evidencia su propio desconocimiento del entorno político o su disposición a usar el discurso anticorrupción cuando conviene, aunque el señalado esté dentro de casa.
Sin empacho y sin tomar en cuenta, o recordar que se trata de un “compañero” del movimiento, la presidenta Sheinbaum lo exhibe, lo llama corrupto y lo que es peor, ni siquiera recuerda su nombre ni haberlo conocido.
Pero si lo conoce….

Claudia Scheinbaum Presidenta y José María Tapia ex director del FONDEN
De cualquier modo, la escena retrata el verdadero rostro de esta supuesta transformación: una que acomoda sus principios al ritmo de la conveniencia política.
Porque si algo ha quedado claro desde la llegada de la cuarta transformación, es que lo peor del pasado, ya sea del PRI o del PAN, la corrupción, el oportunismo, el doble discurso, se ha mudado sin pudor al presente y futuro de Morena.
Veracruz: cuando la empatía se vuelve soberbia
Y como si el guion necesitara un segundo acto, la reciente visita de la mandataria a las zonas afectadas por las inundaciones en Veracruz volvió a mostrar el talante real del poder.
Frente a pobladores desesperados, que entre el lodo y la pérdida solo pedían ser escuchados, la respuesta presidencial fue un arrogante: “si no me dejan hablar, me voy”.
https://www.facebook.com/watch/?v=786468077527753 A partir del minuto con 19 segundos….
No fue una frase al aire, fue una sentencia. La de quien confunde liderazgo con sumisión y autoridad con imposición.
En lugar de escuchar a las víctimas, eligió el camino de la molestia. En vez de empatía, soberbia. Y ahí quedó claro que el discurso de la “presidenta del pueblo” no resiste el contacto con el pueblo mismo, un pueblo enardecido sí, pero por el abandono gubernamental…
Y de Rocío Nahle…pues mejor ni hablamos, solita demuestra lo que es la verdadera transformación.
A estas alturas, el balance no admite eufemismos: Un discurso anticorrupción utilizado según la conveniencia política. Un ejercicio del poder cada vez más intolerante y reactivo. Y una transformación que parece más manual de propaganda que proyecto de nación.
Claudia Sheinbaum insiste en que su gobierno encarna la continuidad del cambio, pero los hechos la desmienten: donde se prometió transparencia, hay opacidad; donde se ofreció humildad, hay soberbia; donde se dijo transformación, solo hay reciclaje del pasado.
Porque cuando los peores vicios del sistema se instalan cómodamente en el nuevo régimen, la transformación deja de ser promesa para convertirse en simulacro.
Y entonces, la pregunta inevitable: ¿transformación para quién?
Porque para el país, para el ciudadano común, el que lucha, exige, reclama y sufre, lo único que se transformó fue el nombre del partido en el poder.
@olaizmau
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