El gobierno estatal encapsula el “Tlaxcala del orgullo y el amor”, mientras la ciudadanía enfrenta desafíos de desigualdad, inseguridad y olvido histórico.

Por Stephany Rodríguez

Con discursos que apelan al orgullo y la identidad tlaxcalteca, el gobierno del estado selló una cápsula del tiempo que será abierta en el año 2075, como parte de las celebraciones por los 500 años de la fundación de la ciudad de Tlaxcala. Sin embargo, mientras los discursos oficiales hablan de justicia, igualdad y amor por la tierra, la realidad contemporánea deja entrever contrastes que difícilmente caben en una caja de metal.

La cápsula, instalada en el bulevar Guillermo Valle de la capital, contiene cartas de los tres poderes del Estado, monedas, periódicos, fotografías, manuscritos, ropa y hasta guantes de box, con la intención de mostrar a las futuras generaciones cómo era el Tlaxcala del siglo XXI. Los encargados de resguardar su legado fueron cuatro jóvenes, quienes representaron a las nuevas generaciones que —de acuerdo con la narrativa institucional— heredarán un estado lleno de esperanza y justicia social.

Durante la ceremonia, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros afirmó que “sin Tlaxcala no hay México” y que esta cápsula representa “el vuelo de un pueblo con orgullo, con amor y con raíces vivas”. Sin embargo, fuera de los actos protocolarios, muchos ciudadanos cuestionan si ese legado realmente refleja el presente que se vive en las calles: un estado donde la inseguridad, la desigualdad y la falta de oportunidades siguen marcando la vida cotidiana.

El evento formó parte de las actividades conmemorativas de los 500 años de la fundación de Tlaxcala. A través de esta cápsula, las autoridades buscan dejar constancia de una tierra que “ha sabido custodiar su historia y proyectar su espíritu hacia un futuro mejor”. No obstante, la pregunta que queda en el aire es qué encontrarán las generaciones de 2075 cuando abran el testimonio: ¿un reflejo fiel del Tlaxcala de hoy o una versión idealizada creada desde el poder?

Más allá de los objetos sellados, el verdadero desafío será que dentro de medio siglo los tlaxcaltecas del futuro puedan mirar atrás y reconocer en esta cápsula no solo símbolos y palabras, sino también la voluntad real de haber construido un estado más justo, equitativo y libre.