21 de agosto - 2025

Por Mauricio Hernández Olaiz
Dicen que en Tlaxcala no pasa nada… pero la realidad insiste en gritar lo contrario.
Corrupción en el CERESO, un ex director prófugo que parece haber desaparecido como por arte de magia, seis cabezas humanas tiradas en Ixtacuixtla y un gobierno que, en lugar de dar la cara, prefiere presumir la llegada de medicamentos como si con eso pudiera tapar la sangre, la podredumbre y la incapacidad.
El caso del CERESO es la joya más reciente: corrupción descarada, denuncias de abusos, amenazas y extorsiones dentro de las cárceles. Un ex director que, en lugar de rendir cuentas, se fugó como si nada. Y mientras tanto, el gobierno prefiere mirar para otro lado, como si la impunidad fuera parte del reglamento interno.
Y es que ahora ya no son solo los “dichos” de Ventura N, ahora también hay denuncias por doquier de familiares de los PPL, que han sido agredidos, estafados, bueno hasta para visitarlos hay cuotas, una corrupción terrible y galopante de la que el gobierno actual no quiere ni voltear a ver, menos resolver, incluso hasta avisarle a los sospechosos en sus boletines que van tras ellos…
Juan Antonio N., se convierte en otro que pone pies en polvorosa, junto al primer secretario Álvarez Valenzuela. Y a la mandataria que le gusta presumir los records Guinness, ¿no será un record el tener dos prófugos ex servidores públicos a los que se les dio pitazo? ¡Chance!
A esto hay que sumar el macabro hallazgo en Ixtacuixtla: seis cabezas humanas abandonadas, mensaje incluido, como prueba de que el crimen organizado no solo está aquí, sino que ya nos tomó como terreno de su propiedad y sin escrituras, no las requiere.
¿Y qué hace la autoridad? Pues lo de siempre: improvisar un espectáculo, un distractor, el uso de una sonrisa forzada y hasta fotos con los que las toman, sin importan que en esa alineación hasta agresores había.
Porque sí, cuando hay crisis, en Tlaxcala se inventa un distractor. Y ahora toca presumir “la Rutas de la salud” con el abasto de medicamentos, como si las cajas de paracetamol fueran suficientes para hacernos olvidar la corrupción en los penales o la violencia que ya nos alcanza.
Porque claro, nada dice “tranquilidad” como colgarse de una necesidad básica de la población y usarla como cortina de humo. Medicinas para ocultar corrupción. Pastillas para que olvidemos a los muertos. Recetas para disfrazar la incompetencia. Todo un manual de cinismo político.
Lo preocupante es que esto no solo es un insulto a la inteligencia colectiva, sino también una burla al dolor real de la gente. Sí, los medicamentos son necesarios y urgentes, pero ¿qué pasará cuando los tlaxcaltecas noten que todo fue un distractor, un truco barato para desviar la atención de los temas incómodos?
Pero la farsa no durará mucho. La gente sabe distinguir entre lo urgente y lo utilizado como cortina de humo. Porque claro que necesitamos medicinas, claro que urge resolver el desabasto… pero el descaro está en usarlas como coartada para tapar la podredumbre del sistema. Una necesidad legítima transformada en distractor político. Una burla, en toda la extensión de la palabra.
Pero la realidad es que sigue el desabasto, la entidad sigue sin cobertura completa en salud, sin capacidad de garantizar seguridad, y con un gobierno más preocupado por manipular la narrativa que por resolver los problemas de fondo.
Es terrible; y a la vez grotesco, que se juegue con la salud de la gente para ocultar la corrupción, la violencia y la ineptitud.
Pero tranquilos… que aquí “no pasa nada” y “somos el estado más seguro”, “seguimos haciendo historia”…pero de la mala.
Y mientras el Marino Perea sigue tan campante…¿Cuánto más le durará la beca? ¿Qué tendrá que hacer para que ahora si lo separen del cargo?. Ya debe Zacatelco, debe el asentamiento de la delincuencia organizada, ahora los Ceresos…¿Qué más?
@olaizmau
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