30 de junio - 2025

Por Edgardo Cabrera
No es la primera vez que sale a relucir la audacia del presidente del Tribunal Electoral, Miguel Nava, no por nada se formó en lo más recalcitrante del PRI, el marianismo lo colocó como su representante ante el Instituto Electoral, luego chapulineó hábilmente a Morena, no sin antes ser propuesto en dos ocasiones por Marco Mena en la terna para ocupar la titularidad de la Procuraduría General de Justicia, pero se le frustró la oportunidad en ambas, la primera por José Aarón Pérez Carro y luego por José Antonio Aquiahuatl.
Ya con el respaldo de Morena, léase Álvarez Lima, llegó al TET como magistrado donde le reventó su primer escándalo, la exigencia de que le cubrieran los gastos de un accidente carreto, alegando que el viaje fue por una encomienda institucional, y se negó a reembolsar casi 18 mil pesos al erario, el asunto es que sus compañeros magistrados y el entonces presidente José Lumbreras declaró que Nava no pudo comprobar que no se trató de negligencia; incluso trascendió que el magistrado pudo haber mentido en la declaración de hechos para hacer válidos los seguros.
Ya como presidente del tribunal -hábil- en noviembre vendió la idea de crear la Escuela de Formación Educativa Electoral para ofertar maestrías y posgrados sobre “derecho electoral, su rama procesal, disciplinas afines y cualquier otra que resulte necesaria para la profesionalización del personal del mismo Tribunal”, convenció a diputados y a la jefa del ejecutivo que no implicaría un gasto adicional y que operaría con el mismo presupuesto que tiene etiquetado.
Así se elaboró el dictamen pero de último momento pretendió sorprenderlos y colar una pequeña “sugerencia”: que se le dotara de “autonomía”, similar a una universidad, por poco caen los diputados, el asunto es que si le hubieran hecho caso, obligadamente le hubieran tenido que asignar un presupuesto, libertad administrativa y operativa, ¡no vaya a pensar mal!, ni suponga que sería el fondo de retiro del presidente a quien se le acaba este año el hueso: qué tal nombrarse rector por aclamación.
Por fortuna no prosperó eso de la autonomía pero sí se creó su mentada escuela de la que se ignoran sus planes de estudios, plantilla docente, si tiene reconocimientos de validez oficial de estudios del tipo superior por parte de la SEP, aulas, programas operativos, plan de capacitación y certificaciones, en fin, no son enchiladas.
Esos sí, hábil como le digo, y colgándose del Día del Periodista, ideó crear un diplomado para comunicadores para cursarse en tiempo récord, como su doctorado que obtuvo en apenas un año en el Instituto de Investigaciones y Capacitación Electoral, dependiente del Tribunal Electoral del Estado de Jalisco, donde según su plan de estudios el curso dura tres años.
Ahora entendemos también su urgencia por obtener una ampliación presupuestal so pretexto de la elección judicial, 16 millones de pesos que le fueron negados en Finanzas, y detrás de la idea, no pierda de vista, también estaría implicado un personaje bueno para los negocios pero pésimo en la operación de la política interior quien también se topó con pared en el Congreso.