Pese a ser sede nacional, las gradas lucen semivacías. La mayoría del público son padres, madres y entrenadores acompañando a los atletas.

Por Stephany Rodríguez

Tlaxcala es una de las cinco entidades que este año albergan los Juegos Nacionales CONADE 2025, el evento deportivo más importante para talentos juveniles en México. Sin embargo, la respuesta del público ha sido limitada, y en muchas competencias las gradas apenas se llenan con familiares de los atletas y algunos entrenadores.

Durante los primeros días de actividades, los escenarios deportivos han registrado baja asistencia. En entrevistas realizadas a asistentes y participantes, varios coinciden en que la mayor parte del público está conformada por madres, padres, abuelos o hermanos de quienes compiten. Solo uno que otro aficionado local se ha dado cita para apoyar a los jóvenes, pese a que las competencias son gratuitas y abiertas.

“Venimos porque mi hijo compite en lucha. Pero si no fuera por eso, ni sabríamos que hay Olimpiada”, comentó doña Maricela, madre de un atleta. Situaciones como esta se repiten entre decenas de familias que viajan con sus hijos, mientras que la afición local y el respaldo ciudadano al evento parecen mínimos.

A esto se suma el bajo desempeño de Tlaxcala en el medallero, donde hasta ahora solo ha conseguido una medalla de bronce y se encuentra en el último lugar, lo que contrasta con estados como Jalisco, La falta de resultados también podría estar desmotivando al público a involucrarse.

“Se siente más como un evento familiar que como una competencia nacional. Las gradas están tranquilas, no hay porras locales ni ambiente de emoción”, expresó un entrenador de Yucatán. Incluso algunos atletas han dicho que esperaban más apoyo por parte del público tlaxcalteca.

El contraste es notorio si se compara con otras sedes, como Jalisco o Puebla, donde se han organizado activaciones, transmisiones en vivo y eventos paralelos para incentivar la asistencia. En Tlaxcala, hasta ahora, no hay señales claras de una promoción masiva ni de una estrategia para acercar el evento a la ciudadanía.

Mientras tanto, la competencia sigue su curso. Pero si el nivel de interés local no cambia, Tlaxcala podría pasar de ser sede a ser simple espectadora de unos Juegos que, por ahora, no han logrado conectar con la población que los alberga.