19 de mayo - 2025

Durante el recorrido de la Virgen de Ocotlán, monseñor Julio César Salcedo apeló a una paz construida desde políticas públicas, la espiritualidad y los actos sencillos del día a día
Por Stephany Rodríguez
En el marco del tradicional recorrido de la Virgen de Ocotlán por el corazón de la capital tlaxcalteca, el obispo Julio César Salcedo Aquino emitió un mensaje con fuerte contenido social y espiritual, en el que exhortó a las autoridades civiles a convertirse en agentes activos de paz, desde sus respectivas funciones y con políticas públicas que protejan la vida, favorezcan la armonía y beneficien a las familias.
Desde el zócalo de la ciudad, frente al Palacio Municipal, el prelado destacó que la paz no se impone, sino que se construye con paciencia y compromiso compartido entre gobierno, Iglesia y ciudadanía. Reiteró que las instituciones tienen la responsabilidad de ser parte de una “arquitectura de la paz”, en tanto que el pueblo tiene la capacidad de participar en su “artesanía”, mediante acciones cotidianas que fomenten la convivencia, el respeto y la esperanza.
“La paz no es solo un ideal lejano. Es una tarea constante que comienza en la vida diaria de las comunidades, en las calles, en los hogares y en las decisiones que toman quienes están al frente de las instituciones públicas”, expresó Salcedo Aquino ante decenas de fieles que acompañaban la peregrinación.

La imagen de la Virgen, símbolo de protección y consuelo para los creyentes, fue presentada como guía espiritual en la búsqueda de un entorno más justo y solidario. Según el obispo, su paso por los comercios, plazas y avenidas recuerda que la vida social se construye desde abajo, y que ahí es donde deben nacer las bases de una cultura de paz.
Durante su mensaje, también rememoró la aparición mariana ocurrida en el siglo XVI y la relacionó con el presente: “Así como la Virgen salió al encuentro de los enfermos durante la epidemia en 1541, hoy también viene a abrazar a un pueblo que clama por justicia, por salud y por serenidad en medio de la incertidumbre”.
Como parte del recorrido por diversos puntos de la ciudad, en la Central Camionera, sacerdotes elevaron plegarias por los transportistas y migrantes, pidiendo protección en sus caminos y un trato digno. El presbítero Elpidio Pérez Portilla dedicó una oración especial a quienes manejan día a día, pidiendo por su seguridad y responsabilidad al volante.
Este acto litúrgico y comunitario no sólo renovó la fe de los participantes, sino que también reforzó un llamado urgente: que cada ciudadano, desde su trinchera, se convierta en sembrador de paz. Un mensaje que, más allá del rito, toca la conciencia civil y política en tiempos donde la reconciliación y la convivencia pacífica son más necesarias que nunca.