La obra insignia de Sheinbaum, bajo la sombra de la opacidad y el riesgo ambiental
19 de mayo - 2025

Ambientalistas, académicos y pescadores se encuentran en la incertidumbre por la opacidad que prevalece frente a los previsibles impactos ecológicos y sociales que podrían derivarse de la edificación del Puerto Nuevo Manzanillo Cuyutlán.

Fuente: PROCESO

Calificado como una obra de corte “neoliberal”, con orígenes en los gobiernos del panista Felipe Calderón Hinojosa y el priista Enrique Peña Nieto, el Puerto Nuevo Manzanillo Cuyutlán es considerado ya el megaproyecto insignia del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Apenas unas semanas después del inicio de su administración, la mandataria dio el banderazo de salida a los trabajos de la terminal portuaria, aunque en ese momento la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) Manzanillo, responsable de la ejecución de la obra, ni siquiera había sometido a evaluación de la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat) la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).

Pasaron más de cuatro meses desde que la jefa del Ejecutivo federal diera luz verde al proyecto para que la Asipona entregara a la Semarnat, el 3 de abril último, la solicitud de autorización ambiental y la MIA de la primera etapa del “Desarrollo del Puerto Nuevo Manzanillo, en el Vaso II de la Laguna de Cuyutlán, Col.”.

Sin embargo, dos semanas después, hasta el cierre de esta edición, el contenido del estudio de impacto ambiental permanecía oculto a los ojos de la población, pues no había sido publicado, como lo señala la propia normatividad federal, en el sitio web de la dependencia encargada de la preservación del ambiente.

Este proyecto ha generado preocupación y rechazo de ambientalistas, académicos y pescadores de la región, quienes se encuentran en la incertidumbre por la opacidad que prevalece frente a los previsibles impactos ecológicos y sociales que podrían derivarse de su edificación y operación.

Con una inversión aproximada de 64 mil millones de pesos, de los que cerca de 15 mil millones serán recursos públicos y el resto capital privado, el nuevo puerto se asentará sobre una superficie de mil 880 hectáreas, cuatro veces mayor que la terminal marítima de Manzanillo, que ocupa actualmente el tercer lugar en manejo de contenedores en América Latina y el 53 mundial.

El propósito de este complejo portuario es elevar de cuatro a 10 millones la cifra de contenedores movilizados anualmente, para asumir el liderazgo en la región latinoamericana y ascender a la posición 15 a escala mundial, en competencia directa con los puertos de Taiwán y Los Ángeles.

Durante la ceremonia realizada en Manzanillo por el 199 Aniversario de la Consolidación de la Independencia en el Mar, el 23 de noviembre último, al realizar el anuncio de la ambiciosa obra, Sheinbaum la calificó como “algo extraordinario”, que “no se podría hacer sin la (Secretaría de) Marina y la Armada de México”.

Según los promocionales oficiales, el de Cuyutlán será “el primer puerto sustentable de América Latina, impulsando la eficiencia energética y protegiendo el medio ambiente”, pues la terminal de gas natural licuado que se encuentra en operación en esa zona “garantizará el suministro de energía limpia para las nuevas generaciones de buques y la operación de grúas y equipos del puerto”.

AQUÍ LA NOTA COMPLETA: https://www.proceso.com.mx/reportajes/2025/5/19/la-obra-insignia-de-sheinbaum-bajo-la-sombra-de-la-opacidad-el-riesgo-ambiental-video-351292.html