El tráfico de…comida Chatarra
24 de abril - 2025

Por Mauricio Hernández

A lo largo de la historia, las prohibiciones han tenido efectos complejos y, en muchos casos, han generado resultados no deseados o incluso peores que la situación original que buscaban controlar.

Por ejemplo, durante la Ley Seca en Estados Unidos (1920-1933), la prohibición del alcohol llevó a un aumento en la producción y distribución clandestina de bebidas alcohólicas. Esto fomentó la aparición de mafias y organizaciones criminales, incrementando la violencia y la corrupción en lugar de reducir el consumo de alcohol. Además, muchas personas continuaron consumiendo alcohol de manera ilegal, lo que generó riesgos para la salud y la seguridad.

Otro ejemplo es la prohibición de ciertas drogas en diferentes países. Por supuesto dejamos de lado las sustancias “duras”como la Heroína, Cocaína, la meta y todas aquellas de producción química, la lucha contra las drogas ha sido un tema complejo, y algunos estudios sugieren que enfoques más orientados a la salud y la prevención pueden ser más efectivos que las prohibiciones estrictas. Sin embargo, como el caso de la Mariguana, aunque se buscó reducir el consumo y los problemas asociados, en muchos casos solo llevó a un mercado negro más violento y a la criminalización de usuarios, sin necesariamente disminuir el consumo.

En la historia también podemos ver que las prohibiciones religiosas o culturales, en ciertos momentos, han llevado a la represión y a conflictos sociales, en lugar de promover la convivencia pacífica y el respeto.

Y es que el ser humano, no sé si por naturaleza, pero tiene un deseo especial por lo prohibido, un hambre por el quebranto y de obtener aquello que le es negado.

Todo lo anterior viene a cuento con la prohibición del gobierno a la comida chatarra y al casi inmediato nacimiento de un tráfico de comida chatarra al interior de las escuelas.

Tan solo han pasado algunos días desde que la SEP prohibió la venta de comida chatarra en escuelas públicas y privadas, luego de la implementación del programa “Vida Saludable”, y  ya son cientos los casos reportados de alumnos que venden golosinas a sus mismos compañeros a “escondidas” de maestros y directivos.

La nueva normativa de alimentación para las escuelas, indica que las cooperativas no pueden ofrecer alimentos con sello, ultraprocesados y derivados a los alumnos. Sin embargo, los estudiantes pueden ingresar todo tipo de alimento en sus loncheras, ya que esto no está regulado y mucho menos sancionado por parte de las autoridades educativas.

Por lo anterior, muchos de ellos han aprovechado tal situación para ingresar todo tipo de productos denominados “chatarra” para vender con sus compañeros.

La golosina se abre camino ante la prohibición y el modus operandi, toda proporción guardada, se asemeja a la de la misma venta de sustancias prohibidas.

¿Qué traes? Gansitos, papitas, pelones…..¿Qué papas traes?….Adobadas, cheetos, takis….¿A cómo los cheetos?….

Desde malvaviscos cubiertos de chocolate, a 10 pesos, hasta golosinas enchiladas a 8 pesos, dulces variados de 3, los de tamarindo de a 5, el costo varía según la demanda, incluso los productos…..

El periódico reforma reportó que en una escuela secundaria privada en la Alcaldía Benito Juárez de la CDMX, algunos alumnos optaron por llenar un locker con los llamados «productos prohibidos», convirtieron sus lockers en tienditas clandestinas…en donde volaron los frutsis, los pastelillos y los chocolates….y no los de bienestar, que si tienen azúcar y sellos pero menos que los demás..(Claudia Scheinbaum).

El nacimiento del tráfico ilegal de dulces y golosinas solo es una respuesta directa a la prohibición, porque, aunque es cierto que se requiere controlar la alimentación de un país que se encuentra entre los primeros lugares en el mundo en obesidad infantil, de nuevo la 4T equivoca la estrategia y privilegia la cerrazón.

En lugar de crear una enorme estrategia de comunicación, de generar conciencia sobre los beneficios de no consumir tanto producto chatarra y privilegiar lo saludable, decidieron de manera unilateral prohibir los productos.

La prohibición, sin un cambio cultural en el consumo de alimentos, sin información adecuada está generando resistencia en los niños, quienes seguirán buscando alternativas menos saludables.

La falta de información clara sobre los beneficios de los alimentos saludables y los riesgos de los productos chatarra sin duda llevará a que los niños tomen decisiones alimentarias poco saludables. Si no se promueve una comprensión profunda de la importancia de la alimentación saludable, la prohibición puede no tener un impacto significativo en la salud a largo plazo.

La prohibición de la comida chatarra sin un estudio serio, sin una campaña de conocimiento y reflexión, no es suficiente. La educación alimentaria es fundamental para garantizar que los niños y jóvenes adopten hábitos saludables a largo plazo.

Pero al estilo del cuatroteismo, primero regalo becas, luego prohíbo y luego…luego…ya veremos…por lo pronto…¿De a cómo las adobadas?

@olaizmau

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