20 de abril - 2025

El desplazamiento de los principales mandos en seguridad y procuración de justicia es la prueba tácita del fracaso de la lucha contra el crimen organizado en el estado; las acciones actuales son un claro distanciamiento de López Obrador.
Fuente: PROCESO
Lo que ocurre en la tierra del expresidente Andrés Manuel López Obrador es el mejor ejemplo del fracaso de su gobierno contra la delincuencia y del fracaso de los militares de alto rango en el combate a los grupos delictivos, lo que ha dejado una crisis de inseguridad que le tocó afrontar a la presidenta Claudia Sheinbaum y particularmente al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
El desplazamiento de los mandos en los principales cargos de seguridad y procuración de justicia en el estado lleva la marca de García Harfuch, y toma distancia tanto de las disposiciones del expresidente al final de su sexenio, como de la protección que éste brindó al propio Adán Augusto López.
Así, en la administración de Claudia Sheinbaum y de Javier May se formalizó una estrategia contra la inseguridad de la que no se supieron resultados en el gobierno de Adán Augusto López y su sucesor cuando éste se convirtió en el secretario de Gobernación con AMLO, Carlos Merino.
De enero a marzo de este año (el equipo de Harfuch inició el 14 de febrero) se ha detenido a 542 “generadores de violencia”, incluyendo mandos como Norberto “N” El Peje, Carlos Tomás “N” El lic. Tomasín y/o El 12, y Francisco Javier “N” El Guasón (expolicía cercano a Bermúdez Requena), entre otros.
Las nuevas autoridades han desmantelado varios centros de comunicación y vigilancia apócrifos, que operaron con toda normalidad durante el gobierno de López Hernández.
La nueva administración trabaja en la instalación de un C-5, el cual fue prometido por Adán Augusto durante su campaña para gobernador en las elecciones de 2018 y no lo cumplió.
Según cifras oficiales, con las nuevas estrategias de seguridad el equipo de Harfuch ha logrado una reducción de 41% de los homicidios dolosos en el estado y de 65% en el municipio de Centro (que abarca Villahermosa).
En Tabasco, la SSyPC federal ha desplegado la Fuerza Interinstitucional de Reacción Táctica Olmeca, en la que participan el Ejército, la Marina y la FGR.
Edén incendiado
El 22 de diciembre de 2023, en el último tramo de la gestión de López Obrador —oriundo de Macuspana—, se soltaron los demonios en Tabasco cuando se originó una balacera en la casa del entonces secretario de Seguridad y Protección Ciudadana estatal, Hernán Bermúdez Requena, quien desde principios de los 90 colabora con el exgobernador Adán Augusto López Hernández, actual líder de Morena en el Senado.
La versión del general Víctor Hugo Chávez Martínez, que el 2 de febrero de 2024 sustituyó a Bermúdez, fue que ese día se partió en dos el grupo delictivo La Barredora, cuyo jefe, según dijo el mandatario Javier May Rodríguez el 13 de noviembre de ese año, era el mismo jefe policiaco.
En la refriega en el exclusivo fraccionamiento Campestre, de Tabasco 2000, participaron colaboradores de Requena, que a la postre se quedaron con La Barredora y con otra facción criminal identificada como Las cuatro letras.
Uno de los participantes en esa gresca, Carlos Tomás “N”, ya fue detenido en enero pasado en Puebla; y el otro, Ulises “N”, estuvo a punto de ser capturado el pasado 9 de abril en un operativo policiaco efectuado en el fraccionamiento El Country.
Una semana y media después de esos sucesos de sangre (dos policías en activo fueron levantados y sus cuerpos desmembrados hallados días después en los límites con Chiapas), que alcanzaron las primeras planas de medios mexicanos y extranjeros, dada la gravedad de los bloqueos carreteros, quema de autos y negocios, el entonces jefe del Ejecutivo federal negó los hechos.
De gira por Villahermosa, el 2 de enero de 2024, López Obrador “condenó la manipulación mediática de la violencia en la entidad cuando los resultados reales con los datos oficiales (indican que) se ha reducido la incidencia delictiva en Tabasco, incluido los homicidios (nota de La Jornada)».
El tabasqueño señaló que su tierra natal registra una tasa de asesinatos de 83.62 por cada 100 mil habitantes, cuando la media nacional es de 120.
El entonces presidente acusó “mucha difusión” y “mucho manejo publicitario”.
Agregó que “ya no funcionan los publicistas, datan de un criterio que data de siglos (sic)».
En la misma conferencia mañanera del presidente, el entonces secretario de la Defensa, general Luis Cresencio Sandoval, presentó cifras para asegurar que en Tabasco se había reducido sustancialmente la violencia.
Pero no tenía ni 48 horas que López Obrador había venido a su tierra a negar la violencia, cuando la realidad se le impuso, y la tarde del 4 de enero regresaron las escenas de terror con el robo a comercios, incendio de automóviles y tiendas de conveniencia, además de balaceras entre grupos rivales.
AQUÍ LA NOTA COMPLETA: https://www.proceso.com.mx/nacional/2025/4/20/crisis-de-violencia-en-tabasco-otra-herencia-de-lopez-obrador-sheinbaum-349659.html