16 de abril - 2025

Fauna silvestre y doméstica muere calcinada entre las llamas; el siniestro deja una profunda herida ecológica.
Por Stephany Rodríguez
A través de redes sociales, medios de comunicación y testimonios ciudadanos, se ha documentado una de las tragedias ambientales más dolorosas en Tlaxcala. Un incendio forestal de gran magnitud afecta los cerros de la región, principalmente en los límites de San Gabriel con el municipio de Atltzayanca, dejando una estela de destrucción en la flora, fauna y propiedades de la zona.
Las imágenes que circulan muestran escenas devastadoras: animales silvestres calcinados, entre ellos un conejo, una víbora de cascabel y posiblemente un venado o un ave, que no pudieron escapar del avance del fuego. La impotencia se extiende a voluntarios, cuerpos de emergencia y habitantes, que sin descanso intentan sofocar las llamas y proteger lo que aún queda.
En paralelo al incendio forestal, un inmueble ubicado en el barrio de Guadalupe, en Atltzayanca, también fue consumido por el fuego. Según versiones preliminares, las llamas habrían sido provocadas por cenizas y brasas arrastradas por el viento desde el cerro en llamas. El lugar, que no estaba habitado por personas, albergaba animales de granja en corrales. Caballos y borregos perecieron atrapados por el fuego sin posibilidad de escape. Hasta el momento se desconoce el número total de víctimas animales.

Ante la magnitud de la tragedia, las autoridades han pedido apoyo a ciudadanos con experiencia en combate de incendios, mientras los refugios de animales y activistas denuncian la falta de respuesta efectiva por parte del gobierno estatal.
“Qué impotencia y dolor. Aquí nuestro inepto gobierno en Tlaxcala no se preocupa por las personas, menos por los animales”, escribió un refugio a través de redes sociales. “Estamos destruyendo la vida de muchos seres vivos, y no sólo por incendios”.
Mientras brigadas forestales, voluntarios y ciudadanos continúan trabajando para contener el fuego, la emergencia abre nuevamente el debate sobre la necesidad de una mayor conciencia ambiental y de políticas públicas eficaces para prevenir este tipo de desastres, que hoy enlutan a Tlaxcala.
La tierra grita, los animales sufren y la sociedad clama por acciones urgentes.