Tlaxcala se rinde ante la fiebre Ghibli: Funcionarios promueven derroche de agua sin conciencia ambiental
31 de marzo - 2025

Vanidad digital que cuesta millones de litros de agua

Por Stephany Rodríguez

La fiebre por transformarse en un personaje de Studio Ghibli ha alcanzado a Tlaxcala, donde funcionarios públicos, incluida la gobernadora del estado, han adoptado esta tendencia sin considerar sus consecuencias ambientales. Mientras las redes sociales se inundan con imágenes animadas generadas por inteligencia artificial, detrás de esta fantasía digital se esconde un costo ecológico alarmante.

Millones de litros de agua evaporados por una moda digital

De acuerdo con el Instituto Mexicano de Fauna, Flora y Sustentabilidad Social A.C., en solo cinco días la generación masiva de estas ilustraciones ha supuesto un gasto de más de 216 millones de litros de agua en los centros de datos encargados de procesar las imágenes. Cada retrato puede requerir entre dos y cinco litros de agua, una cifra que, multiplicada por millones de usuarios, convierte esta tendencia en un atentado silencioso contra los recursos hídricos.

Funcionarios tlaxcaltecas, entre la vanidad y la indiferencia

La gobernadora de Tlaxcala compartió su versión Ghibli junto a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sin considerar el impacto ambiental del uso indiscriminado de inteligencia artificial con fines de entretenimiento. A este derroche digital se sumaron otros funcionarios, como el secretario de Educación, Homero Meneses Hernández, y Fernanda y Mariana Espinosa de los Monteros Cuéllar. También participaron diputados como Vicente Morales Pérez, David Martínez del Razo y Bladimir Zainos Flores, sin mostrar preocupación por el costo ecológico de su vanidad virtual.

¿A costa de qué creamos fantasías digitales?

El consumo descontrolado de tecnología tiene costos invisibles. Se estima que incluso un simple mensaje generado por inteligencia artificial gasta entre 500 ml y un litro de agua, pero la creación de imágenes demanda mucho más. Los centros de datos requieren grandes cantidades de agua para enfriar sus servidores, exacerbando el estrés hídrico en muchas regiones.

Empresas como Google, Microsoft y OpenAI han intentado reducir su huella hídrica mediante el uso de energía renovable, pero el problema persiste. Mientras tanto, en Tlaxcala, donde el acceso al agua es una preocupación recurrente, sus líderes parecen más interesados en sumarse a las tendencias de redes sociales que en promover un uso responsable de los recursos.

La inteligencia artificial ofrece infinitas posibilidades, pero su aplicación sin conciencia ecológica es una muestra más de la indiferencia política ante la crisis ambiental.

Mientras las autoridades tlaxcaltecas celebran su versión animada, el agua no es un lujo digital, es un recurso vital. La tecnología no es el problema, sino la irresponsabilidad con la que se usa.

Tlaxcala y el mundo están a tiempo de elegir: fantasía o sostenibilidad.