¡No hay, no hay!
27 de marzo - 2025

Por Mauricio Hernández Olaiz

Hemos andado distraídos con tanta pifia del peor gobierno de la historia de Tlaxcala que, por lo menos un servidor, he dejado de lado un tema de vital importancia.

Hoy en las clínicas y hospitales administrados por el estado y la federación, la respuesta es casi la misma, ¡No hay, No hay!…No hay medicinas, no hay…El ¡No hay! Personaje inolvidable del fallecido Héctor Suárez es emulado con cotidianeidad en el sector salud nacional.

En un país donde la salud debería ser como en Dinamarca, el desabasto de medicamentos se ha convertido en una crisis alarmante que afecta a millones de personas.

Tlaxcala no es la excepción. Con una gobernadora de la salud que prefirió entregarle a la federación la pesada carga de la salud pública, pero lejos de mejorar ha empeorado considerablemente. Y como no si ahora la salud la llevan los genios creadores del fracasado INSABI e IMSS Bienestar.

En la mañanera andan más ocupados en conseguir que la opinión pública no siga diciéndole campo de exterminio al rancho de Teuchitlán que en surtir de medicinas a sus hospitales.

¿Cuántas personas han muerto en Tlaxcala, en México, por no poder seguir con sus tratamientos por el cruel desabasto? Claro, no hay cifras, de locos las contabilizan, curiosamente hay mucho silencio de una sociedad que hoy tiene prohibido enfermarse, por lo menos de algo grave.

Las promesas de la gobernadora de la salud, que decía en enero que habría medicinas hasta marzo, fueron un tiro de gracia, pero lo peor es que en Marzo no llegaron, tal vez, para abril o para mayo, dejando a muchos ciudadanos en una situación desesperante. La incapacidad de la población para continuar con sus tratamientos médicos, no solo por la falta de medicamentos, sino también por la carga económica que esto representa, ha llevado a un aumento preocupante en la tasa de mortalidad.

Es desgarrador pensar que, en un sistema de salud que debería ser un refugio, muchos se ven obligados a interrumpir sus tratamientos vitales por la falta de recursos. La salud no debería ser un lujo, y sin embargo, para muchos, lo es. La falta de empatía del gobierno se hace evidente cuando observamos cómo se gastan millonadas en eventos pirotécnicos y celebraciones, mientras que los hospitales carecen de lo más básico: medicinas, suministros y hasta alimentos para los pacientes.

Históricamente, el desabasto de medicamentos ha sido un problema recurrente en los gobiernos de Morena, y las cifras son alarmantes. Según datos recientes, el desabasto ha alcanzado niveles que no se habían visto en años, afectando a los más vulnerables. Esta situación no solo es una falta de atención a la salud pública, sino también una falta de respeto hacia aquellos que confían en el sistema para recibir la atención que necesitan.

Si, los llenan de becas, pero cada vez más las usan para comprar medicinas y cubrir honorarios de médicos particulares…

Antes de 2019, el sistema de compras consolidadas de medicamentos del Instituto Mexicano del Seguro Social garantizaba el abasto en tiempo y forma, cubriendo no solo las necesidades del IMSS, sino también de otras instituciones del sector salud federal y estatal.

Este sistema, que operaba de manera eficiente, no perfecta, desde 2013, logró ahorros sustanciales y evitó el desabasto. Sin embargo, el gobierno actual, en un afán por centralizar compras y eliminar lo que consideraban prácticas corruptas, cambió el modelo de adquisiciones. A partir de 2019, la Secretaría de Hacienda asumió la responsabilidad de las compras de medicamentos, sin contar con la experiencia ni la estructura necesaria, lo que resultó en un caos logístico y administrativo.

Además, el veto presidencial en 2019 a las principales distribuidoras de medicamentos a las que compraba el gobierno, sin una estrategia clara para suplir su función, agravó aún más la situación, una que al día de hoy sigue afectando de manera crítica a los sistemas de salud.

La mentada mega farmacia tampoco funcionó… nos costó más de $3 mil millones de pesos y apenas hoy logra surtir 97 recetas diarias, ¡amonooos!

Como la clase privilegiada se atiende en los más costosos hospitales de México y hasta del extranjero, lo que suceda con la salud pública poco o nada los apremia pero ante la peor crisis de salud en la historia de México y Tlaxcala, es fundamental que el gobierno tome conciencia de la gravedad de esta situación y actúe con urgencia.

La salud de la población no puede ser un tema secundario, y es hora de que se priorice el bienestar de los ciudadanos por encima de los eventos ostentosos. La empatía y la acción son necesarias para revertir esta crisis y garantizar que todos tengan acceso a los medicamentos que necesitan para vivir.

La salud es un derecho, no un privilegio. Es momento de exigir un cambio y recordar a nuestros gobernantes que su responsabilidad es cuidar de la vida de cada ciudadano, no solo en palabras, sino en acciones concretas. Pero por lo pronto lo que se sigue escuchando es el ¡No hay, No hay!

@olaizmau

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