La nostalgia de los papalotes: una tradición navideña que se desvanece en Tlaxcala
25 de diciembre - 2024

Una tradición navideña que el viento de los tiempos modernos se lleva.

Por Stephany Rodríguez

En Tlaxcala, el cielo ha comenzado a perder los colores vibrantes de los papalotes, una tradición que, en otras épocas, llenaba las festividades de diciembre. Según Eutimio Rodríguez, un vecino de 50 años, volar papalotes el 24 y 25 de diciembre era una costumbre esperada por niños y jóvenes que se levantaban temprano para elevar aviones hechos de papel de china y carrizo.

“Era muy común que en Navidad los niños salieran desde las primeras horas con sus papalotes. Los hacíamos en casa, con nuestras propias manos. No era solo un juego, era una parte especial de la celebración”, comenta Rodríguez. Sin embargo, hoy la escena ha cambiado. Las nuevas generaciones prefieren quedarse en casa, inmersas en dispositivos electrónicos, videojuegos y otros entretenimientos modernos.

Los adultos mayores de Tlaxcala recuerdan con nostalgia los días en que los cielos de diciembre se pintaban con los colores de los papalotes. “Los aviones eran los más populares. Los hacíamos con papel de china, engrudo y cañas. Era una tradición que nos unía a nuestras familias y nos enseñaba a ser creativos”, señala don Pedro Hernández, otro vecino de la región.

En la actualidad, esta actividad ha sido reemplazada por juguetes más sofisticados y tecnológicos. “Antes, los juguetes de madera, los papalotes y las cometas eran lo que los niños querían. Ahora piden celulares o drones, algo muy distinto a lo que vivíamos antes”, reflexiona doña Elena Gutiérrez, de 72 años.

Aunque el panorama ha cambiado, algunos habitantes mayores de Tlaxcala insisten en que el espíritu de los papalotes no debe desaparecer. “Era hermoso ver el cielo lleno de colores en Navidad. Sería maravilloso recuperar esa tradición para las futuras generaciones”, concluye Eutimio Rodríguez.

Con cada papalote que deja de volar, se pierde un poco de la magia que durante décadas unió a familias y amigos en los campos y alamedas de Tlaxcala. Sin embargo, aún hay quienes sueñan con ver nuevamente un cielo navideño pintado de colores.