27 de noviembre - 2024
Por Camila Tornel
La situación del sector salud en Tlaxcala está al borde del colapso. Con un déficit de 354 millones de pesos, equivalente al 32% del presupuesto destinado a esta área, las repercusiones de los recortes proyectados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025 podrían ser devastadoras.
Servicios esenciales, programas de prevención y atención primaria están en juego, amenazando directamente la calidad de vida de miles de tlaxcaltecas. Sin embargo, lo que agrava esta crisis es la inacción de quienes, se supone, están llamados a dar la cara por la salud en el estado.
En medio de este panorama, se asoma el coordinador estatal del IMSS-Bienestar, Gabriel Gutiérrez Morales, quien mantiene un silencio que no solo desconcierta, sino que indigna. Su papel como interlocutor entre el gobierno estatal y la Federación no debería limitarse a la administración interna; también implica defender los recursos y necesidades de los tlaxcaltecas.
El gobierno estatal, consciente del impacto de esta crisis, ha propuesto como alternativa la federalización de la nómina del sector salud, una medida que busca trasladar esta carga presupuestal al OPD IMSS-Bienestar y, con ello, aliviar el déficit financiero.
Lamentablemente, la falta de liderazgo por parte de las autoridades federales se está convirtiendo en un obstáculo. En este momento crítico, el coordinador estatal del IMSS-Bienestar debería ser la voz que denuncie los riesgos de los recortes, que proponga soluciones y que articule esfuerzos para proteger los derechos de los tlaxcaltecas.
En lugar de ello, sus actitudes y su desdén reflejan una falta de compromiso. Si algo está claro, es que la salud de los tlaxcaltecas no debe convertirse en una víctima más de la burocracia y el desinterés.
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