Explosiones, incendios y fugas en industrias de Tlaxcala, han cobrado al menos 14 vidas en dos décadas
7 de noviembre - 2024

Cortesía Fabián Robles/Faronoticias

La explosión registrada la madrugada del pasado 30 de octubre en la acerera Simec -que cobró la vida de 12 trabajadores y dejó uno más lesionado- es la tragedia más grande ocurrida en empresas asentadas en territorio tlaxcalteca, aunque no ha sido la única.

Sin embargo, durante casi las dos últimas décadas, ha sido en el municipio de El Carmen Tequexquitla donde más eventualidades ha habido a causa de actividades relacionadas con las industrias, aunque afortunadamente no todas han dejado pérdidas humanas.

Aparte de lo sucedido la semana pasada en la empresa Simec, ubicada en Xaloztoc, los otros accidentes se han registrado en empresas de la rama química asentadas en El Carmen Tequexquitla, y en los polos fabriles de Xaloztoc y Ciudad Industrial Xicohténcatl I, ubicado en el municipio de Tetla de la Solidaridad.

El saldo ha sido de al menos 14 personas fallecidas y ocho lesionadas, así como decenas de intoxicadas.

ACCIDENTES EN CLOROBENCENOS

En El Carmen Tequexquitla, municipio ubicado al oriente del estado -colindante con Puebla- tuvo lugar el penúltimo episodio de este tipo: el 27 de noviembre de 2017 la reportera Karla Muñetón publicó en El Sol de Tlaxcala que “tres personas intoxicadas arrojó una fuga de sustancias químicas registrada la tarde de ayer al interior de la empresa Clorobencenos”.

De acuerdo con el reporte del director del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), Alejandro Garrido Calva -citó la comunicadora-, “los afectados responden a los nombres de Josué Yovani Huerta Carpintero, Iván Nepomuceno Leal e Israel Rodríguez Bautista, quienes fueron internados en una unidad médica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para ser valorados por intoxicación por probable alcohol isopropílico”.

Ese fue el segundo incidente registrado aquel año en esa fábrica ubicada a un costado de la carretera El CarmenTequexquitla-Oriental, “dedicada a la producción de compuestos organoclorados como el monoclorobenceno, diclorobenceno y triclorobenceno”. https://www.elsoldetlaxcala.com.mx/local/municipios/fuga-de-material-quimico-deja-tres-intoxicados-en-clorobencenos-593486.html

El 3 de mayo de 2017 en esa misma planta hubo una explosión que requirió el arribo de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la policía estatal, bomberos y paramédicos a quienes no se les permitió el acceso a la planta.

Incluso, aquella ocasión autoridades estatales valoraron la posibilidad de evacuar a la gente de los alrededores debido a los graves riesgos de contaminación por la emisión de gases.

Con relación a esos hechos, dos días después la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) emitió un boletín en el que corroboró que personal de la delegación en Tlaxcala acudió a El Carmen Tequexquitla donde “se percibía un fuerte olor a químicos”.

Según ese comunicado, “Protección Civil informó que el incendio fue controlado en su totalidad; sin embargo, aún no se tiene el detalle de las causas del mismo, ni los materiales directamente involucrados. También se desconoce si hubo personas lesionadas”.

Por su parte, el Centro Nacional de Comunicación (Cenacom) de la Secretaría de Gobernación (Segob) “corroboró el control del evento señalando, con base en las primeras observaciones, que el fuego se inició en el área de calderas”.

La Profepa corroboró que “durante la emergencia, la empresa no permitió el ingreso de los inspectores federales; asimismo, Protección Civil local colocó sellos de clausura en la entrada de la empresa”. https://www.gob.mx/profepa/prensa/atiende-profepa-incendio-en-empresa-clorobencenos-s-a-de-c-v-en-el-carmen-tequexquitla-tlaxcala

Citada por el periódico La Jornada de Oriente, Marlene Flores Muñoz, encargada de Seguridad e Higiene de la empresa química dedicada a la producción de clorobenceno y sus derivados, “explicó que el incendio se produjo en el Dique 4, al momento de cargar con combustible un montacargas”.

En esa nota se informó que “la CEPC y el Cuerpo de Bomberos se mantuvieron resguardando el perímetro de las instalaciones, mientras personal de la empresa realizó las labores de contención y extinción del fuego, para que posteriormente los elementos de protección civil realizaran un recorrido de supervisión por las diferentes áreas de la compañía que permitió corroborar que el fuego fue controlado de manera oportuna”.

Para prevenir accidentes de tránsito por la falta de visibilidad generada a causa del humo del incendio, policías municipales de El Carmen Tequexquitla “cerraron de manera parcial la carretera que conduce a Oriental, Puebla”. https://www.lajornadadeoriente.com.mx/tlaxcala/se-registro-incendio-clorobencenos/

En ese mismo diario la reportera de Guadalupe de la Luz Degante consignó que el incendio “derivó en una clausura parcial y evidenció el almacenamiento irregular de 318 contenedores con residuos peligrosos”.

La periodista recordó que en 2013 “un grupo de pobladores bloqueó los accesos a la planta para exigir la reubicación y en 2014 fue señalada por depositar material tóxico en un inmueble externo (…) hasta ahora ninguna demanda de la ciudadanía ha prosperado. Profepa solamente ha impuesto multas y observaciones para corregir anomalías, sin mayor sanción que pudiera conducir al cierre definitivo o reubicación de esta bomba de tiempo”. https://www.lajornadadeoriente.com.mx/tlaxcala/clorobencenos/

EXPERIMENTO FALLIDO EN CLOROBENCENOS COBRA UNA VIDA

A mediados de agosto de 2011, otra vez la empresa Clorobencenos fue escenario de una eventualidad más cuando “un experimento químico fallido (…) dejó como saldo un muerto y cinco heridos de gravedad, entre ellos el gerente de la firma, al explotar el reactor de alta presión del laboratorio que se encontraba a prueba, pero superó su capacidad de almacenamiento de una sustancia denominada óxido de difenilo”.

El estallido -según la información de Moisés Morales, periodista de El Sol de Tlaxcala- “movilizó a decenas de elementos de los cuerpos de emergencia, ante el riesgo de una segunda explosión por lo volátil de la sustancia, usada para elaborar resina sintética o aromatizadora, ampliamente portadora de calor y cancerígena al contacto directo con el hombre”.

“En la fábrica murió calcinado Óscar García Espinoza, de 22 años de edad, mientras que el gerente Rubén González Bello, de 48 años; el ingeniero químico Donaciano Ramírez Pantoja, de 26 años; y los empleados Miguel García Espinoza, de 22 años; Miguel Morales Salazar, de 24 años y Javier Hernández Vega, de 26 años, sufrieron quemaduras de primero y segundo grado hasta en el 70 por ciento de su cuerpo, por lo que requirieron hospitalización urgente; los dos primeros en el Hospital de Traumatología del Estado de Puebla y el resto en la capital tlaxcalteca”, refirió el periodista.

Debido a la magnitud del siniestro fue necesario que autoridades policiacas cerraran la carretera durante aproximadamente hora y media, mientras que un grupo de inconformes se manifestó para exigir al entonces presidente municipal, Ismael Quintero Hernández, el cierre definitivo de esa fábrica por considerarla un riesgo.

La entonces vocera de Protección Civil, Rocío Palestina Moreno, precisó que Miguel García, quien resultó herido, era hermano de Óscar, el hombre que perdió la vida en esa empresa dedicada a la fabricación, compra, venta, exportación e importación de productos clorados de benceno.

Pobladores de El Carmen Tequexquitla denunciaron que ese accidente no era el primero registrado en las instalaciones de Clorobencenos, debido a las malas y peligrosas condiciones de seguridad en la empresa.

EXPLOSIÓN EN POLAQUIMIA DEJA UN MUERTO Y DOS HERIDOS

El 25 de julio de 2005, un muerto y dos personas lesionadas -una muy grave- fue el saldo de una explosión ocurrida en uno de los depósitos donde la empresa Polaquimia almacenaba ácido sulfúrico utilizado en sus procesos industriales.

Según el Instituto Estatal de Protección Civil y autoridades municipales, la explosión ocurrió cerca de las 09:30 horas de ese lunes, tras la fuga en uno de los tanques de tres metros cúbicos en los que Polaquimia almacenaba ácido sulfúrico, dieron a conocer fuentes extraoficiales.

Autoridades de Seguridad Pública y Protección Civil acordonaron las inmediaciones de la empresa, ubicada en el corredor industrial Xalostoc-Huamantla -específicamente en el kilómetro 144 de la carretera federal México-Veracruz-, ante la posibilidad de que ocurrieran otras explosiones, pues cerca de Polaquimia operan otras empresas de la rama química.

El obrero que perdió la vida en el percance se llamaba Vicente Sánchez Fragoso, mientras los heridos fueron identificados como Gerardo González Pérez y Hugo Sánchez Aguirre, quienes fueron internados en el Hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Apizaco.

Sánchez Aguirre abandonó el nosocomio alrededor de las 16:00 horas de ese mismo día, pues sus lesiones no eran de gravedad; por su parte Gerardo González quedó bajo observación médica, según autoridades del IMSS.

Familiares de la víctima mortal aseguraron que los directivos de la empresa impidieron que ingresaran a la planta paramédicos, ambulancias o elementos del cuerpo de bomberos local. Afirmaron que, por esa actitud, “se perdió tiempo valioso, que tal vez hubiera sido suficiente para salvar la vida de Vicente”.

Los deudos destacaron que hubo necesidad de trasladar a los heridos al hospital del IMSS en automóviles particulares, porque los dueños de Polaquimia “prohibieron la entrada de ambulancias”.

Trabajadores de la empresa denunciaron que los directivos tampoco permitieron que fueran evacuados, pese al riesgo de que el siniestro cobrara mayores dimensiones.

La fecha de la explosión, en Polaquimia trabajaban 432 personas, según información de la empresa exportadora que comenzó operaciones en la entidad en 1980 para elaborar productos químicos y biológicos, entre ellos ácido monocloroacético, copolímeros, emulsificantes, ésteres fosfatados y herbicidas.

INCENDIO EN DOW QUÍMICA MEXICANA

El jueves 17 de marzo de 2005 un incendio en la bodega de la firma Dow Química Mexicana, ubicada en Ciudad Industrial Xicoténcatl, municipio de Tetla, obligó a evacuar a unos 7 mil 500 trabajadores de 32 empresas, 600 alumnos y empleados de la Universidad Tecnológica de Tlaxcala (UTT) y 500 habitantes de dos comunidades aledañas.

El siniestro dejó como saldo 27 personas intoxicadas y al menos 30 con crisis nerviosas, además de pérdidas materiales calculadas en 3 millones de dólares.

El entonces gerente general de la empresa, Federico Montaner, informó que la conflagración se inició a las 08:40 horas, aparentemente por un cortocircuito en una bodega de mil 500 metros cuadrados que almacenaba 700 toneladas de poliuretano y otros productos químicos utilizados como materia prima.

Bomberos locales y de Puebla, así como personal de Protección Civil y brigadas de seguridad particulares, sofocaron las llamas luego de ocho horas de labores. Fuertes rachas de viento que azotaban la región dificultaron las maniobras para controlar el fuego y contribuyeron a expandir el humo tóxico a un radio de casi 17 kilómetros.

Debido a la humareda y al riesgo de una explosión, Protección Civil estatal ordenó evacuar a unos 7 mil 500 empleados de 32 empresas -seis de la rama química- asentadas en Ciudad Industrial Xicoténcatl. Posteriormente desalojó también a habitantes de las comunidades de Capula y Plan de Ayala, donde hubo algunos intoxicados.

Al filo de ese mediodía, Abraham Carro Aviña, rector de la UTT -ubicada a 20 kilómetros del lugar de los hechos-, recibió órdenes de Protección Civil para evacuar a 600 personas, entre alumnos, catedráticos y personal administrativo.

El entonces secretario de Salud estatal, Julián Velásquez, quien llegó al lugar para ofrecer atención médica, informó que la sustancia que se quemó fue isosianato, un gas que se convierte en ácido al contacto con el aire y puede producir quemaduras en piel y vías respiratorias.

Jhohan Huerta, responsable de la brigada de seguridad de la empresa Vetrotex, explicó que en la zona no sólo había poliuretano y otros productos químicos, sino también tanques de grasas y aceites que hubieran dificultado las maniobras.

“Pero lo grave no fue eso, sino que ceca de ahí había 12 esferas y cuatro salchichas de gas, cada una con capacidad para 19 mil litros, que ya se estaban calentando. Afortunadamente llegamos a tiempo y logramos enfriarlas, pues de lo contrario, con una que hubiera estallado, el impacto habría causado daños en por lo menos siete kilómetros a la redonda”.

Esa versión no fue compartida por los directivos de la empresa quienes, en cambio, se congratularon porque no hubo pérdidas humanas ni daños al medio ambiente por el siniestro.

“Siempre estamos preparados para actuar en caso de eventualidades, como sucedió en este caso. Gracias a que nuestras brigadas internas de seguridad actuaron de inmediato esto no pasó a mayores”, aseguró Federico Montaner, gerente general de Dow Química.

Sin embargo, el responsable de la brigada de seguridad de la empresa Vetrotex se quejó porque el personal de la empresa siniestrada “ni siquiera nos dio información de los productos que tenían almacenados y tampoco del contenido de las esferas y salchichas. Es más, tan pronto comenzó el incendio ellos huyeron y hasta nos dejaron sin agua”.

La alarma por la magnitud del incendio y sus posibles repercusiones fue tanta que, incluso, el entonces gobernador del estado Héctor Ortiz Ortiz dispuso que todos los hospitales públicos de la entidad se mantuvieran en alerta constante mientras durara la conflagración para atender a la población en caso de alguna desgracia que, afortunadamente, no se presentó.

El mandatario también pidió ayuda a sus homólogos de Puebla y Estado de México, Mario Marín Torres y Arturo Montiel, respectivamente, para hospitalizar y dar atención médica a las posibles víctimas, pues se temía lo peor.

“No entendemos qué pasó porque esta empresa está considerada como altamente segura. La situación es preocupante porque los gases que vemos pueden provocar intoxicaciones de leves a graves, pero lo peor es que pudo producirse una explosión de grandes magnitudes”, refirió personal de la Profepa en Tlaxcala.

La fecha del siniestro se informó que Dow Química Mexicana inició operaciones en la entidad en 1992 y formaba parte de un corporativo multinacional con presencia en 100 países del mundo que daba empleo a 55 mil personas. Por aquellos tiempos anualmente facturaba mil 500 millones de dólares, la mitad de los cuales eran generados en las empresas que tenía en 13 naciones del Continente Americano.

Las actividades en las empresas de Ciudad Industrial Xicohténcatl se reanudaron el mismo día del siniestro, a partir del segundo turno.

ECOCIDIO ATRIBUIDO A INCENDIO EN DOW QUÍMICA

A finales de septiembre de ese año, seis meses después de ese incendio en Dow Química, todavía sin reponerse del golpe sufrido cuando fue cesado “fulminantemente” como delegado de la Semarnat, Rolando Romero López dio a conocer “su teoría” sobre la muerte de miles de peces ocurrida en julio de 2005 en la presa Las Cunetas: el agua de esta fue contaminada por ácido cianhídrico procedente de la planta de tratamiento de Ciudad Industrial Xicohténcatl (CIX) 1, ubicada en Tetla.

Según el también exsecretario de Investigación Científica de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), ese hecho pudo tener sus orígenes en el incendio registrado el 17 de marzo de ese año en Dow Química Mexicana, asentada en ese polo fabril.

“En 1984 ese producto químico fue el causante de la muerte de 20 mil personas en Bohpal, en La India, donde hubo una fuga de 40 toneladas de la empresa Union Carbide”, precisó el exdelegado de Semarnat.

De acuerdo con versiones extraoficiales, fue a principios de julio de ese año cuando los directivos de Dow Química decidieron derruir el almacén donde se produjo el incendio de marzo. Para ello habrían contratado los servicios de una empresa especializada de Estados Unidos que en pocos días cumplió con su trabajo.

“Pero no tuvimos reportes de la contratación de esa empresa de Estados Unidos”, atajó Romero López.

Cierta o no esta parte de la versión del exdelegado de la dependencia, la realidad es que el almacén de Dow Química sí fue derruido. Cumplido este objetivo, personal de la empresa, de acuerdo con las mismas fuentes extraoficiales, lavó el área y el agua utilizada supuestamente se descargó a la planta de tratamiento de CIX 1.

“Mi teoría, señores, porque no estoy acusando a nadie, es que los vapores que se quedaron pegados en el techo de la instalación quemada son los que después fueron sacudidos (con el derrumbe) y a eso se le llama cianuro”, reveló Romero López.

Abundó que “el cianuro se reunió, posiblemente con otra sustancia, y fueron vertidos (a la planta de tratamiento), de donde pasaron a la presa. Ahí, ese producto químico tomó la forma de algo parecido a bolitas de gelatina que fueron comidas por miles de peces provocándoles la muerte”.

Fue el 15 de julio de aquel año cuando vecinos de la presa de Tetla se percataron de la muerte de miles de peces, sin conocer las causas del fenómeno, por lo que de inmediato denunciaron los hechos ante las autoridades públicas competentes.

Por este motivo la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) inició la averiguación previa 217/2005/ Tlax-1; mientras que en la Procuraduría General de la República se radicó el expediente PGR/Tlax-4/290/2005.

Aunque fue cesado como delegado de Semarnat en la entidad “por revelar lo que los otros callaron”, Rolando Romero rehusó proporcionar copia de un estudio realizado por una compañía privada sobre el ecocidio de Tetla, el cual le sirvió para llegar a la teoría de que la muerte de los peces en ese cuerpo de agua fue originada por la presencia de ácido cianhídrico.

“No voy a dar más nombres, no quiero comprometer a nadie más. Ya ven lo que sucedió con Alfredo (Delgado): lo destituyeron (como director del Centro de Investigación en Genética y Ambiente de la UAT) sólo porque en un primer estudio aseguró que la muerte de los peces fue por una sustancia química altamente tóxica”, se excusó.

Ante la insistencia de reporteros por obtener una copia de ese documento, el exsecretario de Investigación Científica de la UAT se limitó a leer “una parte sustancial” del mismo y argumentó que no daría pormenores de quién lo elaboró “porque es mi amigo y no quiero afectarlo”.

Datos recabados ese entonces por La Jornada de Oriente revelaron que ese estudio fue encomendado por Rolando Romero a la empresa denominada “Investigación bioquímica y microbiológica LP”, dirigida por Ysidro Noé Montesinos Fernández, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y número de cédula profesional 397189.

A partir de un informe encomendado en abril de 2005 por Dow Química al laboratorio Control Químico Novamann Internacional SA de CV “para acreditar la no peligrosidad de los residuos” generados a partir del incendio ocurrido en marzo en esa industria, Montesinos Fernández llegó a diversas conclusiones que luego utilizó el exdelegado de Semarnat para sustentar su teoría sobre el ecocidio en esa presa.

En el texto elaborado por el especialista de Investigación bioquímica y microbiológica LP, se plantearon varias preguntas que no tuvieron respuesta. A saber: ¿Qué otro tipo de materiales se guardaban (en el almacén incendiado)? ¿Por qué se menciona sólo de material residual al poliol y el isocianato no quedó como material residual?

“Sabemos que el isocianato es la materia prima que reacciona con los alcoholes y las aminas y es usado para fabricar herbicidas e insecticidas como el que causó la tragedia de Bophal, en La India”, refirió el exfuncionario federal.

Aquel entonces Rolando Romero López ratificó las acusaciones que finalmente le costaron el cargo de delegado de Semarnat en Tlaxcala: “definitivamente quienes tenían que haber hecho la investigación y no la hicieron, fueron Profepa y CNA. Yo estoy muy contento porque me hayan corrido por decir la verdad. Hice lo que tenía que hacer”.

Aseguró que en el ecocidio la Coordinación General de Ecología (CGE), dirigida por el entonces perredista Fabián Pérez Flores, también tuvo una gran responsabilidad porque la planta de tratamiento de CIX 1 “es de uso, manejo y usufructo de esa dependencia que cobra por tratar las aguas. Si hubiera hecho su labor, no hubiera pasado nada”.

–¿Eso demuestra que hay una red de complicidades para evitar que se sepa la verdad?- se le preguntó.

–Hay contubernio porque nadie quiso aventarse la responsabilidad (los funcionarios) pensaron más en su trabajo que en la gente. Tuvieron miedo y eso provocó el contubernio. En este asunto hay muchos intereses en juego, tanto políticos como económicos.

–¿Tuvo razón Fabián Pérez al culpar a Profepa y CNA? –¡Claro!, ¡claro!, CNA y Profepa tienen mucho que ver acá. Pero también él (Fabián Pérez) es responsable. A mí no me quedaba de otra, no podía seguir mintiendo a la opinión pública. A mucha gente le conviene que esto no se dijera. Tal vez lo mejor para ellos sería decir que (la muerte de los peces) fue por falta de oxígeno y así no se meterán en problemas.