¡Adiós Andrés, vaya México que nos dejaste!
26 de septiembre - 2024

Estas serán las últimas líneas que escriba de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.

Por Mauricio Hernández Olaiz

Sin duda fue todo un personaje, pero de ficción, uno de mentiras mientras fue candidato, un hombre que nos engañó a millones con el discurso de la transformación, una que nunca llegó.

Si, lo he dicho y reconocido en su momento, yo si le creí a López Obrador, le di mi voto y confié en que al llegar a la presidencia efectivamente acabaría con todos los grandes vicios de la nación. No solo no lo hizo, sino que incluso los acrecentó.

¿Quién en su sano juicio podría estar en contra de acabar con la corrupción, la impunidad?

¿Quién en su sano juicio podría estar en contra de acabar con los grandes privilegios, el tráfico de influencias o el nepotismo?. Por esas y otras razones le di mi voto a Andrés.

Pero luego de unos meses en la silla apareció el verdadero López. El personaje del peje, el eterno candidato opositor dejó de existir, fue enviado al baúl, el Mesías se quitó por completo la máscara, guardó el disfraz para presentar en la escena política al que sería el peor presidente de la historia.

No se puede negar que es un experto operador político, un manipulador perverso, un fenómeno en el control de las masas, un caprichoso y despiadado ser humano. López Obrador es amado u odiado, pero nunca es indiferente. 

Cierto, cierto que como candidato mostró por momentos su verdadero Yo, dio muestras de ese ser autoritario y controlador. Aquel día de ¡al diablo con las instituciones! fue una probadita, un avance de lo que sería este individuo, no todos lo pudimos ver, pero a días de su partida lo consiguió, mandó al diablo a esas instituciones que buscaron ser un contrapeso y hoy, o son aliadas, o están pulverizadas.

Se convirtió en el pueblo, en el estado, en el gobierno. Se convirtió en juez y en parte, él es México, por lo que si estás en contra de él eres un traidor a la patria, pues porque él es la patria, el símbolo, la bandera, el himno nacional.

Un hombre que mintió, mintió y siguió mintiendo, mentiras por las que recibió solo aplausos, porras y vítores. La compra de las voluntades de millones surtió efecto, la limosna, porque eso son sus becas, limosnas, que entregó a millones de ignaros funcionó para darle más votos, popularidad y para rendirle pleitesía. ¡Qué país más lleno de profanos!, una nación que accedió a la recomendación del presidente a no tener aspiraciones…¿Para qué quieren otro par de zapatos?

Mientras el calzaba ferragamo, otros felices con los de los tres hermanos, obtenidos por una de tantas y las tandas del bienestar, una palabra exprimida socavada, escupida, ¿Quién hoy se atreve a decir bienestar sin ensuciarse el hocico? Solo los fans, sus zombies, aquellos que hoy llenan las cámaras federales y locales del legislativo, personajes que no quieren pensar solo para quedar bien y ser croqueteados, que no les importa entregar al pueblo, un pueblo que también no ve como…cómo diría Paco Ignacio Taibo, “se la metieron doblada”….y no se quejaron. 

35.9 millones además aplaudieron y le votaron, los suficientes como para dejarle en bandeja de plata el país al impostor, Tartufo diría uno de los de la ex mafia en el poder. Y es que la mafia no se extinguió, solo cambió de manos y personajes, aunque unos sagaces repitieron, no fue el caso de Diego.

Con los abrazos y no balazos López nos deja casi 200 mil asesinatos, el más alto de la historia, pero la culpa es de Calderón, de Fox o de Peña, o tal vez mía o suya, nunca jamás de él, ni de sus hinchas, la consigna es que ellos no son, ni se hacen, responsables de nada, ni de nadie.

Ahí quedaron los 43, como solo una mera estrategia de campaña, como la de no mentir, no robar y no traicionar. Andrés robó, vaya que mintió y por supuesto traicionó, empezando por muchos que creímos en él y nos falló.

Otros dirán que es el mejor, el más grande, pero las cifras, los hechos y la realidad ahí quedan, como sus obras faraónicas, una refinería que no refina, un aeropuerto sin pasajeros y un tren maya que pasa más descompuesto que recorriendo la selva que López destruyó por capricho, y que nos costaron hasta tres veces más de lo que aseguró costarían, eso tampoco importó, pues tú, tú, ¡Toma tu beca!.

¿Se marcha Andrés? yo no lo creo, solo dejará de ser presidente, pero seguirá siendo el poder detrás de la silla, una que ocupará una de sus más fieles marionetas. Una títere que heredará un país tremendamente endeudado, sin crecimiento económico, violento, con grupos del narcotráfico más poderosos y un partido que se parece tanto al PRI hegemónico que difícilmente abonará a la democracia.

La verdadera transformación de López Obrador fue la de hacer del PRI una morena. Trajo de regreso a México a los 70’s y se convirtió en la peor versión de Salinas, con todo y su paje Bartlett, pero aun así hay quien canta…¡es un honor…….! Un cántico que sangra el oído, como solo Ana Lilia Rivera consiguió con su voz desafinada, casi intoxicada, al hacer uso de la máxima tribuna del senado—

¡dios! ¿Qué más tendremos que ver de estos personajes que se sumaron para aniquilar a la nación!

Adiós Andrés…falta no me vas a hacer, y jamás olvidaré que gracias a ti perdí lo más valioso que jamás haya tenido…y no fueron mis privilegios o mi fortuna, sino a mi esposa, a quien sentenciaste a muerte cuando desapareciste el seguro popular y los apoyos al FUCAM, para crear tu monstruoso y fracasado INSABI y luego el IMSS-Bienestar.

Fueron millones de mexicanos los que no verán tu partida, pues partieron ya a otra dimensión, millones que con tus decisiones caprichosas y testarudas mandaste al paredón, con disfraz de covid 19, o la falta de medicinas, equipos y especialistas….

Pero aun así te atreviste, hijo de tu $%&/ madre, a asegurar que contamos con el mejor servicio de salud del mundo, y lo peor es que te aplaudieron .

Yo solo espero que algún día, con tu cuerpo enfermo y decadente, recibas la atención de ese sistema de salud que creaste…¡no te falta tanto!

¡Adiós Andrés, vaya México que nos dejaste!

@olaizmau

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