14 de agosto - 2024
Las promesas de seguridad y educación anunciadas por Cuéllar y Salazar en Tlaxcala contrastan con las complejidades de su implementación en un estado con desafíos persistentes.
Por Stephany Rodríguez
En un reciente encuentro en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, anunciaron una serie de acuerdos que prometen fortalecer las relaciones entre el estado y el país vecino. Entre aplausos y declaraciones cuidadosamente formuladas, ambos funcionarios destacaron la importancia de la seguridad, la economía, el turismo y la unión familiar como pilares de esta nueva etapa de cooperación.
Ken Salazar no escatimó en elogios, al calificar a Tlaxcala como un «estado de visión y grandeza», y enmarcar la relación entre México y Estados Unidos como una de las más significativas en la historia de la humanidad. Sin embargo, detrás de las palabras grandilocuentes, la realidad en Tlaxcala pinta un panorama menos idílico.
En la rueda de prensa, la gobernadora Cuéllar subrayó los avances en seguridad, resaltando que Tlaxcala ha mantenido uno de los índices de delincuencia más bajos en los últimos 20 años, algo que se atribuye a la inversión realizada en el estado durante los últimos 23 meses. No obstante, admitió que aún queda mucho por hacer, mencionando la necesidad de mejorar el equipamiento y los salarios en el sector de seguridad, una declaración que genera dudas sobre la efectividad real de las políticas implementadas hasta ahora.
Por otro lado, se abordaron temas de educación, destacando que más de 200 jóvenes tlaxcaltecas están estudiando en el extranjero, gracias a los convenios establecidos. Pero, que tan accesibles son estas oportunidades para la mayoría de los estudiantes. La gobernadora prometió mejorar las condiciones de seguridad para los niños y duplicar los salarios de los trabajadores en el sector, propuestas que, aunque suenan bien en teoría, no están exentas de cuestionamientos sobre su viabilidad en la práctica.
El embajador Salazar también aprovechó la ocasión para visitar lugares emblemáticos de Tlaxcala y reunirse con líderes de la sociedad civil enfocados en combatir la trata de personas, reafirmando el compromiso de Estados Unidos en la lucha contra este delito. No obstante, la verdadera eficacia de estos encuentros y promesas está por verse, especialmente en un estado donde la trata de personas sigue siendo una problemática alarmante.
La reunión, aunque envuelta en un aura de cooperación internacional, deja entrever un trasfondo de realidades complejas y desafíos pendientes. Serán estas promesas un verdadero impulso para Tlaxcala, o solo una estrategia para reforzar la imagen pública de ambos gobiernos.
El tiempo y los resultados de la alianza pueden tener un impacto significativo, aunque existe la posibilidad de que,como tantas ocasiones anteriores en la política estas acciones queden solo en el papel.