AMLO: No hace falta la reelección; pero alentó a Álvarez Lima y Ana Lilia
15 de julio - 2024

Cortesía Fabián Robles/Faronoticias

En lo que tal vez fue su última visita a Tlaxcala como presidente de la República, un amnésico Andrés Manuel López Obrador apeló a su espíritu maderista para decir que no está a favor de la reelección.

“No hace falta la reelección, eso es un invento de los ambiciosos de poder, de que dicen: ‘No, es que yo soy indispensable, yo soy necesario, yo soy el que puedo garantizar que las cosas sigan bien en México’. No, nada de eso, el que garantiza que las cosas funcionen bien en México es el pueblo de México, ese es el soberano, ese es el que manda, el pueblo”, subrayó.

Sus palabras, sin embargo, contrastan con los resultados de los comicios del pasado 2 de junio, en cuyo proceso el propio mandatario alentó la reelección de los senadores morenistas Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez Lima, a quienes reconoció sus aportaciones a la 4T.

El jefe de la nación olvidó que también en la última elección resultaron reelectos los diputados federales por Tlaxcala, Irma Yordana Garay Loredo y José Alejandro Aguilar López -postulados por el PT, partido aliado de la 4T-, y varios legisladores locales y presidentes municipales afines a Morena.

Aun así, sostuvo que los resultados demostraron que “en la verdadera democracia, el pueblo es el que manda y es el que decide”.

Al encabezar en Yauhquemehcan la reunión de evaluación de programas de educación y deporte, insistió que, aun cuando algunos decían que “la política era asunto de los políticos que siempre hacían a un lado a la gente”, quedó evidenciado que “no, la política es asunto de todos”.

Acompañado de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, consideró que esa verdad no ha sido entendida por los opositores a la Cuarta Transformación, quienes “ya van para dos meses de la elección y no reaccionan, están todavía aturdidos porque se creen sus dogmas, se creen sus fanatismos, se creen esa manera de pensar que fue impuesta desde hace siglos de que no existe el pueblo”.

López Obrador criticó a sus adversarios porque “tienen una atmósfera, es como una burbuja, es como otro mundo, se hablan entre ellos. Y esto lo complementaban y les funcionaba porque tenían el control de la mayoría de los medios de información, sobre todo de la prensa, de la radio, de la televisión, y así manipulaban y tenían el control político, ellos decidían desde la cúpula y todo, todo esto para quedarse con el presupuesto público, y con los bienes del pueblo, con los bienes de la nación”.

Conjeturó que, a ese conjunto de situaciones, la oposición “le llamaba democracia. No, eso no era democracia en sentido estricto, porque la democracia, como dije, es el gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, y al pueblo no lo convidaban, el pueblo no participaba, el pueblo no existía para ellos, sólo para legitimar los cambios de gobierno y para seguir robando, para eso necesitaban al pueblo”.

Desde su óptica, señaló que, cada vez que había elecciones, “era cuando se aparecían en las comunidades a entregar despensas, frijol con gorgojo, materiales de construcción, pollos, patos, chivos, borregos, puercos, cochinos, marranos. Eso eran los políticos y la política de antes. Y ya, terminaba el proceso electoral y ya no les volvían a ver ni el pelo”.

Sin referir que, en sus tiempos de militante priista convalidó muchas de esas prácticas durante tanto tiempo, Andrés Manuel López insistió que “esa era la forma de operar, el modus operandi que se tenía. Eso no es auténtica democracia; eso se llama, desde la época de los griegos, oligarquía, el gobierno al servicio de una minoría, es lo contrario a la democracia”.

Ante la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros -que fungió como anfitriona-, el político tabasqueño advirtió a aquellos que aun quisieran que prevaleciera esa forma de ejercer el poder “que lo vayan a buscar a otras partes, porque aquí ya no, aquí es poder con pueblo, pueblo con poder”.

Tras presumir que México “es admirado por muchos países en el mundo” por sus avances en la revolución de las conciencias, el jefe de la nación consideró que la elección de Claudia Sheinbaum como su sucesora “fue lo mejor que nos pudo pasar a los mexicanos, es una bendición para darle continuidad a la transformación, por eso estoy contento”.

En esta parte de su discurso, López Obrador aprovechó para enumerar tres características de sus adversarios, a quienes no solo les llamó conservadores, sino también falsarios: “son muy hipócritas, y eso hay que tenerlo presente, esa es su verdadera doctrina; les gusta mucho el dinero, tienen esa enfermedad por lo material, por el dinero; y son muy autoritarios, les gusta la mano dura, les gusta la represión”.