Por Edgardo Cabrera

Así lo marca el manual no escrito de campañas, la última semana los aspirantes, soñadores y suspirantes a un puesto de elección popular, así como sus respectivos partidos político, enfocan sus baterías a difundir declinaciones, renuncias chapulineras, denuncias penales, administrativas y electorales, impugnaciones, exhibiciones mediáticas del pasado negro, pero también del presente turbio de los rivales, en fin, es la temporada estiércol.

Resulta que, en eso de las renuncias, el jueves pasado, un grupo de priístas dejaron su militancia encabezados por la ex presidenta municipal, Mildred Vergara, según ellos y sus cálculos, dijeron tener un capital de al menos 4 mil votos que pusieron al servicio de Morena y su candidato Alfonso Sánchez García, ya veremos si a la hora de la hora cumplen el ofrecimiento, pero también, se los auditan.

Ese mismo día en Apizaco, el ex candidato a la alcaldía, ex diputado local por el PRI y ex funcionario de Mariano González Zarur, José Luis Ramírez Conde y ex aspirante a la dirigencia estatal, formalizó también su renuncia al partido que le dio todas las posiciones que ocupó en su carrera política, aún, así acusó ser ignorado por los líderes a quienes además calificó de incongruentes al pactar con su “eterno rival” de derecha, el PAN, contradictoriamente, pronto aparecerá como activo morenista con su candidato Javier Rivera. 

También ese municipio, el ex candidato a diputado local priísta y sobrino de González Zarur, Juan Antonio González Necoecheaes uno de los porristas de Morena.

Y para el viernes, vino un nuevo golpe a la alianza PRI-PAN cuando en Huamantla el candidato a la reelección por la alcaldía, el ecologista Salvador Santos, citó a la prensa para presumir la adhesión de panistas a su campaña, nada menos encabezados por el comité municipal y su presidenta Perla Méndez, así como varios activos que trabajan políticamente en comunidades.

Tras el golpe, la dirigencia estatal albiazul, en uno de esos pésimos comunicados que quién sabe quién les dice que los hagan, solamente terminan por exhibirlos hundiéndolos en el fango de la guerra de estiércol, advirtió que “no le temblará la mano” a su presidente estatal, la cuasi diputada plurinominal Miriam Martínez, para expulsarlos, ¡toc, toc!, que alguien le explique que poco le importa a los tránsfugas el albiazul por eso se fueron con el verde, bueno, ahora nos damos cuenta que sí les dolió el golpe mediático.

AÚN HAY MÁS 

Pero eso no es todo, en materia de agresiones, también en la recta final de las campañas, conocimos de la agresión a otro candidato del PAC, suman tres con el de Zacatelco al que le fueron a colocar carteles en la fachada de su domicilio mediante los cuales lo amenazan y le exigen, entre insultos, que decline su aspiración. A mitad de campaña, la candidata a la presidencia de comunidad de El Alto en Chiautempan, fue amenazada con un arma de fuego mientras hacía campaña, y en Xiloxoxtla balearon el domicilio de su abanderada.

Ahí no acaba, en contra del PAC, se difundió en redes sociales la supuesta ficha negra de la familia de la candidata a la sindicatura de Apetatitlán, en Terrenate, los de Movimiento Ciudadano acusaron a simpatizantes del verde de agredirlos, y trascendió la supuesta declinación del candidato al senado del PRI-PAN-PRD, Domingo Meneses, para apoyar al petista Rodrigo Cuahutle, quien por cierto el sábado acusó al estado de perseguirlo y de intentar privarlo de su libertad.

Y en Nanacamilpa, el candidato del PT acusó al gobierno estatal de utilizar a la Coeprist y elementos de seguridad estatales, federales y militares, incluso de migración, para intimidarlo luego de realizar un operativo, sin orden de por medio, para clausurarle su hotel; mientras que, en Zacatelco, el alcalde sigue preso, en tanto su hijo hace campaña en busca de sucederlo. Y aún restan tres días más de guerra sucia.