Por Camila Tornel

Se dice que los focos de alarma se encendieron en Morena, pues a escasos 11 días de la jornada electoral, hay balances que no le favorecen.

El dedo acusador se posa sobre la diputada con licencia que busca la reelección, y esposa del candidato a la alcaldía capitalina, quien se ha asumido como “generala” en esta contienda electoral; pero también, sobre Luis Antonio Ramírez, el responsable de la política interior en el estado, que dejó a la deriva el barco guinda.

Ya ni siquiera se hace mención de la falta de liderazgo de Carlos Augusto Pérez, el presidente estatal del partido, a quien de plano le quedó grande la responsabilidad de reafirmar la supremacía morenista en Tlaxcala.

Las lecturas indican que está en riesgo la mayoría en el Congreso local e incluso algunos ayuntamientos importantes como Tlaxcala, Chiautempan, Apizaco, Huamantla y Contla, por citar algunos, los cuales pasarían incluso a manos de la oposición y, en el mejor de los casos, a manos de partidos aliados a la 4T, lo que implica un costo político que podría salir caro de cara al 2027.

Una de las principales críticas dentro de la estructura de Morena es haber permitido que una persona sin probada experiencia en la operación política, como la diputada Marcela, tuviera en sus manos decisiones clave que ahora ponen en riesgo lo que ellos llaman “la construcción del segundo piso de la 4T”.

Las alertas son reales, tan reales que para corregir el rumbo pondrán en marcha todo lo que esté a su alcance, incluido el derroche discrecional de recursos, la compra del voto y la fuerza del estado para tratar de revertir esta tendencia.

Por ese motivo, se entiende el encarcelamiento del presidente municipal de Zacatelco, cuando existen otros presidentes, expresidentes y hasta funcionarios públicos del actual gobierno que han tenido señalamientos más graves de corrupción y observaciones por parte del OFS.

La realidad es que, aunque la dinastía Sánchez Anaya tiene asegurada, por lo menos una plurinominal, de no lograr la meta trazada a nivel nacional, todos los involucrados deberán rendir cuentas por su incompetencia disfrazada de petulancia.

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