Por Edgardo Cabrera

La contienda en Huamantla parece cerrarse a dos, el ecologista Salvador Santos, que va por la reelección, y el morenista, Juan Carlos Santiago Pimentel que, por fin, el lunes obtuvo la nominación por parte de su partido.

Recordemos que, de aquella lista develada de candidatos de Morena a las presidencias municipales, solamente faltó uno, ya que la dirigencia pretextó la existencia de un empate, de ahí que la semana pasada supuestamente la Comisión Nacional de Eleccioneslevantó una nueva encuesta, sin que, por cierto, dieran a conocer los números, simplemente el nombre del ganador.

Lo anterior no es nuevo, así es el “método”, lo mismo puede haber empates que “reservas”, o designaciones “estratégicas”, pasándose por el arco del triunfo los estudios demoscópicos, lo cierto es que con la de Pimentel quedaron listas sus 60 candidaturas que deberán registrar a más tardar el 15 de abril.

Ahora bien, una cosa es que resulten palomeados, la otra, que cumplan con las acciones afirmativas establecidas por el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, así como con los requisitos, ya vimos la semana pasada el desastre, cómo les borraron las sonrisas a decenas de aspirantes a diputados locales cuyos registros fueron anulados al detectar una serie de “errores”, pero también, bastantes sinvergüenzadas.

Si con 15 candidaturas por distrito y su lista plurinominal tuvieron problemas todos los partidos políticos, con excepción de Movimiento Ciudadano, no dude que cosas peores veremos en las planillas de los ayuntamientos cuando, de nuevo, aparezcan personas con falsas discapacidades, miembros de la comunidad de la diversidad bien heterosexuales y hasta homofóbicos, migrantes que solo salen del país para vacacionar o hacer shopping, e indígenas cuya raíz es la misma del 90 por ciento de los mexicanos que no se asumen en esa condición.    

¿QUÉ NECESIDAD?

De nueva cuenta regresaron los teponaztlis, las trompetas y las porras a la sede estatal del PRI para presumir el registro de sus candidatos a presidentes municipales.

Alguien les debería decir que esa práctica tendría que reservarla hasta que el ITE valide sus inscripciones de las planillas, porque una vez que se las rechazan, pasan del festejo al ridículo por sentirse cuasi diputados, alcaldes o alcaldesas, sin siquiera conseguir su registro y eventualmente el triunfo.

Los del Revolucionario Institucional tienen un gran problema que resolver. Antes de pensar en el espectáculo, de entrada, deben ganar en tribunales lo que les tiraron en la mesa los consejeros electorales, y probar aquello de que pudo haber mano negra en el ITE para anularles toda su lista de pluris y la mitad de los aspirantes en distritos.

Con los diputados llegaron cuarto para la hora del cierre del plazo al registro, literal así fue, con la desastrosa consecuencia porque no hubo tiempo para revisarles la documentación, ahora veremos si aprendieron la lección y llevan la documentación días, no horas antes del 15 de abril.

El resto de los partidos andan en las mismas, primero la faramalla y después lo realmente importante.