El feminismo entre dos fuegos: la violencia y el desdén de la 4T
8 de marzo - 2024

Lejos de atender sus causas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha lanzado señalamientos contra el feminismo, que tacha de “conservador”. Una cadena de eventos da cuenta de los desencuentros entre el mandatario y el movimiento.

Fuente: PROCESO

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador el verdadero movimiento feminista es el que llegó con la 4T al poder. El resto, considera, se trata de grupos de mujeres que con el tiempo se convirtieron en movimientos “conservadores” que sólo buscan afectar su administración.

Es decir, para el mandatario, la respuesta a la agenda feminista es que una mujer llegue por primera vez a la Presidencia de la República, aunque ese no es el eje central del movimiento feminista que durante décadas ha luchado por eliminar las diferentes formas de violencia.

Ignorando las demandas del feminismo, López Obrador insiste en que atender las formas de violencia se relaciona con la reducción de la pobreza, las cuotas paritarias en el gobierno y a que él le entregó a una mujer el “bastón de mando” para buscar ser la titular del Ejecutivo federal.

Dos días antes de la manifestación multitudinaria (8M) que toca a su gobierno por última vez, el 6 de marzo último, el mandatario expuso: “Nada más puedo decir tres cosas (de las) que me siento muy orgulloso: uno, que en este gobierno se redujo la pobreza de hombres y mujeres. Y si los analizamos a detalle, fueron más beneficiadas las mujeres” porque son recursos dirigidos a toda la población, de la que más de la mitad son mujeres.

“Número dos, que no ha habido en la historia de México un gobierno con tantas mujeres en el servicio público, ninguno en la historia. Y número tres, que me siento muy orgulloso que va a ser una mujer la próxima presidenta de México, a la que voy a entregar la banda presidencial”, agregó brevemente.

Para el movimiento feminista, la declaración presidencial refleja exactamente lo que generalmente se cuestiona: que los hombres piensan que las oportunidades y espacios que han logrado las mujeres en todos los ámbitos se debe a ellos.

La activista Joselyn Espinosa, de Pan y Rosas, cuestionó al presidente López Obrador en marzo de 2023, cuando éste tildó el movimiento feminista de “conservador”.

“Hay que decir que él (presidente) es el conservador cuando nos tacha a nosotras de conservadoras, porque el movimiento de mujeres lo que está tratando de pelear es por derechos en positivo para todas, y alguien que niegue eso lo vuelve conservador”, dijo a Proceso.

Colectivas feministas y expertas en el tema aseguran que el presupuesto que el gobierno de la 4T destina a este género no está orientado a prevenir las formas de violencia, sino se incluye en todos los programas sociales que da el gobierno de manera general.

En los primeros días del presente marzo, López Obrador no respondió sobre lo que él comprende como el origen de la violencia estructural contra las mujeres, entre otros temas; por ejemplo, no distinguir entre un homicidio y un feminicidio.

La agenda feminista aborda la atención a estas formas de violencia, y una de las primeras peticiones fue evitar los feminicidios y que los cometidos no queden impunes.

Descontento en la marea feminista

El 15 de febrero de 2020 México se cimbró por la muerte de la niña Fátima, de siete años, que desapareció el 11 de febrero de ese año mientras salía de su escuela y esperaba a su mamá. Cuatro días después el cuerpo de la menor de edad apareció dentro de un costal, con huellas de violación y tortura, a poca distancia de donde se le vio por última vez.

Para el 18 de febrero de 2020 al mandatario federal se le exigió un plan puntual para enfrentar los feminicidios, y respondió: “En la medida que tengamos una sociedad más justa, más igualitaria, fraterna, con valores, en donde el individualismo no sea lo que prevalezca, sino el amor al prójimo, el que haya mucho cariño, que no haya odios, así vamos a ir enfrentando todos los desafíos, todos los retos…”

Sobre los ministerios públicos del país, que no actúan con perspectiva de género, razón por la cual muchas de las muertes violentas de mujeres eran catalogadas sólo como homicidios, su respuesta fue: “Todo esto que está sucediendo es el fruto podrido, repito, de un régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios”.

Es decir, su visión era que el origen de esas violencias son los actos de corrupción y una sociedad sin valores… Así, la declaración presidencial desató el descontento entre la marea feminista.

Lejos de rechazar el rol impuesto a las mujeres, el presidente López Obrador reforzaba tal estereotipo a lo largo de su sexenio, como cuando en la pandemia por covid-19 dijo que siempre había una enfermera o cuidadora en todas las casas. También aseguró que todas las madres son abnegadas.

Estas declaraciones se encontraron con el rechazo de las mujeres, como lo explica la doctora Raquel Güereca, coordinadora de la Red de Investigación sobre Violencias de la Universidad Autónoma Metropolitana y de la Red Mexicana de Ciencia, Tecnología y Género (red autónoma de científicas y académicas):

“En México, en términos generales, la violencia contra las mujeres ha crecido exponencialmente, también ha generado entornos cada vez más violentos porque se va haciendo como más quirúrgica por la manera en la que se violenta a las mujeres, además se invisibiliza que son machistas y tienen que ver con la estructura patriarcal de la sociedad en la que vivimos”.