Por Camila Tornel

Poncho junior ha resultado toda una decepción para propios y extraños. El experimento de hacer un político al vapor sin más mérito que ser hijo de un ex gobernante fue un auténtico fracaso.

No la hizo como Secretario de Infraestructura, no pudo como aspirante al Senado de la República y seguramente no llegará a la Presidencia Municipal de Tlaxcala.

Cuando la militancia de Morena, y los precandidatos al gobierno capitalino vieron la película completa se indignaron. Y con justa razón. Les pretenden aplicar aquella situación en la que, a pesar de llevar rato haciendo cola para comprar tortillas, el amigo de la tortillería baja del coche y le despachan primero.

Los privilegios que tanto ha condenado la Cuarta Transformación están concentrados en un solo caso: el de Poncho junior, quien, sin tener arraigo ni mérito y mucho menos visión, busca gobernar la capital.

Ojalá sea cierto el rumor de que las fuerzas vivas de Morena se están juntando para cerrarle la puerta. Al menos así demostrarán que hay congruencia, y que, en Morena, son las bases las que mandan.

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