Por Camila Tornel

Todo indica que la dinastía Sánchez Anaya no ha aprendido lección y menos de sus errores.

El exgobernador Alfonso Sánchez Anaya activó el plan B para su Junior, pues luego de que no alcanzara la candidatura al Senado de la República, ahora, como premio de consolación le buscan la candidatura a la presidencia municipal de Tlaxcala por Morena.

Y tal como hace veinte años, la historia se repite, en 2004, la obstinación por hacer a su esposa Maricarmen Ramírez gobernadora, llevó al PRD casi al precipicio y desde ahí inicio la debacle el sol azteca a nivel estatal y es la hora que no se han podido levantar.

Si Morena accede a las presiones del clan Sánchez Anaya, el partido estaría destinado al fracaso, por lo menos en la capital, pues dejarían perder un bastión que les hará falta para la elección presidencial.

Y es que los verdaderos fundadores del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador no permitirán las actitudes antidemocráticas, las simulaciones, los chantajes y falta de arraigo de un personaje que todo lo que ha logrado ha sido a costa de su padre.

Así pues, se prevé un grave conflicto en el morenismo del municipio capitalino, porque se avivan las quejas de que el proceso es una simulación solapada por la dirigencia que encabeza Carlos Augusto Pérez.

Por cierto, quien ya se afila las uñas, las mañas y los bolsillos es Miguel Ángel Islas Chio, ex titular de la SEPE en el sexenio de Héctor Ortiz y ex líder sindical, pues dicen los enterados que si Alfonso Sánchez García es candidato a la capital, seguramente él será su coordinador de campaña.

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