Todos Santos: tradición y turismo
31 de octubre - 2023

Pensar, decir y hacer: Tarea de la 4T

Por Vicente Morales Pérez

La flor de cempasúchil y la creatividad de los altares llegan a nuestra Tlaxcala. Este 1 y 2 de noviembre se conmemoran los días más importantes para recordar a nuestros muertos. De esta forma los altares no sólo se convierten en espacios para compartir aromas, colores y sabores, sino también en elementos esenciales para recordar nuestras pérdidas familiares y endulzar los momentos a través del pan, los dulces y las flores.

Y aunque los días más celebrados son el 1 y 2 de noviembre, en realidad los festejos se extienden por siete días. Inician el 27 de octubre con las mascotas que ya fallecieron. Esta tradición dice que ese es el día en que visitan a sus amos desde el más allá.

Al día siguiente, el 28 de octubre, los visitantes del altar son las personas que murieron en un accidente o de forma trágica. El 29 de octubre está dedicado a recordar a las personas que murieron ahogadas, mientras que el 30 se destina a los olvidados o quienes no tienen familia que los recuerde. El 31 de octubre recordamos a las ánimas en el limbo, los niños que nunca nacieron o no fueron bautizados. 

El 1 de noviembre es el día para recordar a los niños bautizados menores de 12 años que dejaron el plano terrenal. Y, finalmente, la mayor celebración tiene lugar el 2 de noviembre, destinada a los adultos que han muerto.

Como podemos apreciar, en estas fechas rendimos homenaje a todos los santos que han existido a lo largo de la historia e incluso aquellas almas que han pasado el purgatorio y se encuentran en el reino de los cielos. Es una celebración católica con profundas raíces prehispánicas y que nos hace llamativos a los ojos del mundo.

A pesar de que el Día de Todos los Santos es una fecha solemne, la tradición se ha venido modificando un poco con el paso de los siglos y ahora cada país del mundo la celebra de forma diferente.

En México, por ejemplo, se acostumbra ir a visitar las tumbas de los antepasados. No solo eso, sino que muchas personas realizan una pequeña comida alrededor de la tumba, se colocan máscaras, cintas de colores y hasta cocinan platillos exclusivos para ese día. El propósito es recordar a los difuntos y celebrar que ese día el manto hacia el mundo de las almas es mucho más delgado y ellos tienen permiso de estar con los vivos.

Es un día dedicado a la memoria de nuestros familiares difuntos, pero no con tristeza sino con alegría. Se convierte en una excelente fecha para trasmitir a las generaciones más jóvenes el legado familiar, hacerles saber de dónde provienen, qué cosas han hecho sus antepasados y cómo poder honrarles.

Quién lo dijera, ahora la manera más moderna de celebrar este día es subir una foto a nuestro perfil social de aquel tío, abuelo, padre, madre o hermano que ya no está en el mundo de los vivos, pero que aún recordamos y lo queremos como si aún estuviera vivo.

Así es, estos días de festividad en los 60 municipios del estado de Tlaxcala se viven como una fiesta especial. La semana que va del 27 de octubre al 2 de noviembre, la celebramos con actividades artísticas y culturales organizadas por autoridades estatales y municipales.

Y la celebramos también con la realización de la Feria de Tlaxcala, única en el país con una magnífica tradición que llama a la convivencia familiar y atrae al turismo. La muerte es la única certeza que tenemos al nacer, en Tlaxcala y México se ha rendido un especial respeto y culto a la muerte desde tiempos prehispánicos. No se trata de ironía o burla, sino de verla de una manera cercana y culturalmente aceptada, ya que todos tarde o temprano, sin importar condición económica o social, seremos llamado a ese viaje eterno en donde el silencio es la poesía de la contemplación. 

Disfrutemos estos días en familia y como los espléndidos anfitriones que somos.

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