Por Mauricio Hernández Olaiz

En los pasillos del poder mucho se ha hablado del personaje conocido como el “vicegobernador”. Pues al parecer al susodicho ya no le gustó el mote y está buscando, seguirlo siendo claro, pero bajo el amparo de otro título cuasi nobiliario, más oficial digamos, algo así como secretario de gobierno.

Y es que los poderosos del actual gobierno más se quieren parecer, y actúan, como si fuesen de la nobleza. Eso de que les digan que son servidores públicos les saca ronchas, salpullido, ellos son de la nobleza Tlaxcalteca empezando, por supuesto, por su majestad la mandamás con su actitud perenne autoritaria.

Pues desde su majestuosidad el Vice mando a uno de sus subordinados, que en la corte son conocidos como lacayos, a presentar ante el Congreso local una iniciativa para cambiar las reglas del juego y permitirle acceder al segundo trono de importancia en el gobierno.

Bajo argumentos ridículos y hasta contradictorios el vice, siempre respaldado por la patrona, ordenó quitar eso de que para gozar de las mieles de la secretaría de gobierno tiene que ser de Tlaxcala. ¡Nada más ridículo! Gritaba a los cuatro vientos, pues ¿Dónde quedó la igualdad?.

Se dice que para el Vice los Tlaxcaltecas son de segunda y eso quedó de manifiesto en la iniciativa de reforma, quitando el requisito de tlaxcalteca por el de mexicano, ya en caliente le hubieran puesto que debe ser morelense, pues ahora cualquiera de fuera será de primera y los de casa de segunda, y más para su majestad la mandamás, quien ha privilegiado a los foráneos por encima de los indómitos tlaxcaltecas.

Los que se sientan a jugar el monopolio del estado en busca de dominar el tablero y hacer negocio por donde se pueda son casi todos ajenos a la cuna del Tlaxcallán, la mayoría no tiene más tiempo en estas tierras que lo que lleva el gobierno de la reina de palacio.

El negocio para el Vice, la reina y otros tantos  está por todos lados, en el medio ambiente, en el agua, en las carreteras, en el voleibol, los hospedajes, alimentos, hasta en la verificación vehicular, aunque tan torpes que se quedan sin estampitas, todo hay que concesionarlo con iniciativas a modo votadas a favor por la mayoría levanta dedo antropoide del congreso.

No hay duda de que al reino de Tlaxcala le urge un nuevo secretario de gobierno, pero no uno tan señalado y denunciado ante las autoridades como deudor, como corrupto, un personaje oscuro y tenebroso, de esos que le gustan a la suprema líder. Porque al final se impone lo que la reina quiera, no el pueblo que debe de arrodillarse a su paso, caravanear sus ideas y decisiones por terribles que parezcan, y jamás cuestionarla, so riesgo de que  los cuatro vientos se oiga su grito descomunal….

¡Córtenle la cabeza!….su única forma de solucionar las dificultades, grandes o pequeñas.

Porque al final, creé o quiere creer, que llegó al trono del Reino de Tlaxcala por herencia, no por el voto popular que en su momento presumió cuando se  disfrazaba de demócrata. Por reflejo sus más cercanos actúan en concordancia, los nobles que no son de esta tierra, y que buscan despojar a aquellos que sí lo son, buscan cambiar las reglas del juego, igual para el órgano de fiscalización que para la de gobierno y lo que haga falta, punto y se acabó, el objetivo es claro y nada ni nadie les hará cambiar de rumbo.

Pero los súbditos tendrán su día, el 2 de junio, para trazar una nueva ruta, para rectificar, dependerá de ellos, solo de ellos, y solo ese día. Pero si siguen siendo parte del juego perverso, de la dádiva paternalista y electorera caracterizada de bienestar, pues luego, cuando pierdan la cabeza no olviden que lo tuvieron en sus manos y cuál locutor panbolero; así se escribe, gritaremos….

“Era suya y la dejaron ir”……

Por lo pronto sigan disfrutando del voleibol gratuito, porque en las finales, ni piensen que se las van a regalar…Al pueblo….pan y circo.

@olaizmau

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