2 de mayo - 2023

Por Edgardo Cabrera
La insensibilidad de la mandamás es grande, así quedó de manifiesto el sábado luego de que en víspera del día de la infancia su gobierno arrebatara sin previo aviso las instalaciones que desde hace más de 20 años sirven de sede para la Orquesta Infantil de Apizaco.
Todo ocurrió al concluir un concierto organizado por maestros y padres de familia para festejar a las niñas y niños, después de mostrar sus habilidades recibieron el anuncio de que ese inmueble sería otorgado al Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, supuestamente para un consultorio de psicología, o para ofrecer cursos y talleres.
La molestia mayor es que nunca fueron consultados de la determinación gubernamental, pese a que un centenar de alumnos acuden a clases para aprender a tocar algún instrumento musical clásico y fomentar así las expresiones artísticas.

Pese a la protesta realizada ese mismo sábado, y de otra singular manifestación que prepararon este 1 de mayo en el zócalo capitalino, donde dieron un improvisado concierto, la única respuesta que recibieron de parte de la autoridad fueron los oídos sordos y la indiferencia.
No es la primera vez que las ocurrencias de la Triste Historia cobran factura contra los más vulnerables, recordemos que al inicio de su administración y por una determinación unilateral cancelaron los servicios del Instituto Tlaxcalteca para Personas con Discapacidad, le borraron el presupuesto, y determinaron que en lugar de un programa integral de atención a este sector de la población, les darían pequeños apoyos asistenciales que no resuelven en nada en el largo plazo sus necesidades económicas y de atención a su desarrollo.
PROTESTAS
De nueva cuenta las protestas sofocaron las adulaciones de los oficialistas que trataron de hacer de este 1 de mayo un desfile alegórico, en lugar de una jornada de manifestaciones en demanda de mejores condiciones laborales y un freno a las acciones gubernamentales en contra de la clase trabajadora.
Y el mejor ejemplo fue el conato de bronca entre sindicalizados de la sección 55 del SNTE cuando su dirigente Jorge Guevara desfilaba de forma sumisa por el zócalo capitalino mientras otros agremiados expresaban su inconformidad por la intentona de la Triste Historia de cancelarles beneficios ganados en materia de servicios médicos.

Incluso llegó el momento en que un grupo de docentes inconformes pasó de los abucheos al intento del cierre de paso del contingente oficialista que desfilaba sobre la avenida Juárez, y es que fue en ese momento cuando tildaron a su dirigente de sumiso porque en los hechos -dijeron- existe un claro contubernio con Pensiones Civiles de Tlaxcala para afectar sus prestaciones.
Pero esa no fue la única protesta, ya que también los sindicalizados del 7 de mayo rompieron el protocolo oficial y pasaron del desfile a la marcha en demanda del respeto de su autonomía, al tiempo de señalar ser víctimas de despidos injustificados, violencia institucional y laboral, así como el intento de apropiarse del gremio vía los compadres de la gobernadora.
