31 de marzo - 2023

Por Edgardo Cabrera
Salvo sus plumas pagadas y los empleados que obligan a actuar como bots paleros, las opiniones negativas son abrumadoras del “medio metro”, sí, el mentado “Autotren” que planean construir en medio año, sin importar el daño ambiental para colocar tres ridículas estaciones en un trayecto de solo 2 kilómetros que no mejora la movilidad de nadie.
Y los cuestionamientos son de especialistas, arquitectos e ingenieros, por ejemplo, que técnicamente advierten lo inviable; también de la ciudadanía de a pie que ve ilógico el proyecto que, además, está concesionado hasta el año 2050 para unos empresarios que sepa cómo le harán para recuperar su inversión dado que estiman el traslado de solo 32 personas por convoy, mientras miles viajan en las tradicionales y sucias combis en un trayecto mayor y por menos pesos.
Resulta que conforme avanzan las horas, ya también se generó una petición en la plataforma change.org en rechazo de la iniciativa y donde se advierte que “los tlaxcaltecas no queremos Autotren, queremos y necesitamos un río limpio, regulación de empresas que tiran desechos al río, reasignación de drenajes que desembocan en el río, que nuestro gobierno respete los árboles y el río de nuestra ciudad”, y las firmas, pero también los comentarios negativos al proyecto se cuentan por cientos.
Pero, además, hay algo aún más grave, se ignora cómo y sí ya cuentan con los dictámenes de impacto ambiental para dicha obra, también los permisos correspondientes, federales y municipales, para invadir desde una vía federal y parte del espacio aéreo, hasta para talar árboles.
Se sabe que aún, cuando fijaron un plazo de seis meses para la construcción, es la hora que no han exhibido los permisos correspondientes, menos los manifiestos, recuerdan cuántas veces se han detenido los trabajos del Tren Maya por deficiencias en la materia, pues ahora ya también trasciende que vecinos organizados y grupos ambientalistas están por frenar por la vía legal este negocio de un particular amparado por la Triste Historia.
POR CIERTO
En eso de la ecología, resulta que este jueves corrió como reguero de pólvora la nota de Proceso mediante la cual se señala a Lorena Cuéllar de encubrir y proteger al secretario de Medio Ambiente acusado de incumplimiento de obligaciones alimentarias para su menor hijo.
El asunto no es nuevo, ya lo habíamos ventilado, luego de que la ex pareja del funcionario estatal hiciera público el caso, pero en lugar de ponerse al corriente en cuanto a sus adeudos, y que su jefa lo obligara (se supone que su gobierno sería ejemplo de acabar con esas conductas), se le consintió seguir en las mismas.
Aunque sabían del antecedente y la denuncia, la Triste Historia se hizo de la vista gorda, y los oídos sordos, con lo que se corrobora una vez más el falso discurso de Cuéllar a favor de su género y su gobierno patriarcal, con todo y que una mujer gobierna.
En el trabajo del semanario, se advierte que Luis Antonio Ramírez Hernández es ahijado político de Rabindranath Salazar Solorio, actual Coordinador General de Política y Gobierno de la Presidencia, y fue coordinador de la campaña de la actual gobernadora. También se revela que tanto la mandamás como el funcionario federal fueron padrinos de boda de la fracturada pareja.
